Foto | Nora Zubia @slowandchic
Llegamos a la última entrega sobre los métodos de cocinar. Ya os hablamos de la alimentación cruda, de la cocción al vapor y de la cocción en agua. Para rematar la serie, nos centraremos en aquellos métodos de cocinar, poco o muy poco recomendables, que hay. Creemos que es de gran importancia tenerlos bien claros y evitarlos lo más posible en nuestro día a día.
Freír:
Seguro que la mayoría ya lo sabíais u os lo imaginabais. La reputación de los fritos nunca ha sido muy estimable. El mito que gira alrededor de lo mucho que engordan es bastante cierto. Y os aseguramos que ahondando un poco más en el asunto os asustaríais al ver que el problema no es solo ese:
- Sustancias tóxicas que se desprenden de los alimentos en cuanto los freímos a altas temperaturas. La freidora, por ejemplo, es un arma pésima para esto, teniendo en cuenta que puede llegar a superar los 300º. Y es que, cuanto más calor, más sustancias tóxicas se desencadenan.
- Sustancias potencialmente cancerígenas que se liberan al freír aceite, mantequilla o margarina. Existen evidencias científicas que relacionan el consumo de fritos con el cáncer de próstata, de mama, de esófago, de páncreas y de pulmón. Para más inri, esto se incrementa si los alimentos que freímos son hidratos de carbono como patatas o carnes. Y, desgraciadamente, estos dos alimentos mencionados, son dos de los que más acostumbramos a freír.
- Importante: reutilizar el aceite de freír empeora aún más las cosas. Estaremos añadiendo un plus de toxicidad a los alimentos fritos con aceite que ya ha sido utilizado previamente.
- Los frutos secos fritos tienen exactamente el mismo nivel de tóxicos.
Cocinar en barbacoas o parrillas:
¡Oh sí! ¡Malas noticias! Esa carne a la barbacoa que tantos fans tiene en nuestro país… ¡es pésima para nuestra salud! Sobre todo, cuando adquiere ese tono negruzco tan peculiar que le da un toque crujiente y especial. ¿A qué todos sabéis de qué os hablamos? Pues bien, ese tono negrito, ¡es un potente cancerígeno!
Además, por un lado, estamos provocando que nuestro riñón realice unos esfuerzos inhumanos para eliminar los restos de esa carne y de esos tóxicos de nuestro organismo. Por otro lado, estamos incrementando el riesgo de padecer cáncer de próstata y de riñón: existe relación entre el consumo de carne cocinada a altas temperaturas y estos dos tipos de cáncer.
Ojo al dato, que no solo la carne medio chamuscada es muy poco recomendable. El tema se extiende a todo: pan muy tostado, café torrado, etc.
Ahumar:
Si podéis, eliminad el ahumado y el consumo de ahumados de vuestra dieta diaria. Con este procedimiento se produce una acumulación de sustancias potencialmente cancerígenas en la superficie de los alimentos: bien sean quesos, carnes, pescados, embutidos, etc. Muchos estudios epidemiológicos han relacionado el cáncer de estómago y de esófago con el consumo frecuente de ahumados.
Utilizar la olla exprés:
Sabemos que esto no os gustará. Sabemos que muchos y muchas recurrís a la fascinante agilidad y comodidad de esta olla un día sí y otro también. Pero tenemos que decíroslo: la temperatura media con la que estas ollas trabajan suele estar en los 140º. Y recordad que en cuanto superamos los 90-100º destruimos la mayoría de los nutrientes y vitaminas de los alimentos.
Nosotras éramos muy de olla exprés para cocer las legumbres. Pero está casi desterrada de nuestra cocina. Hemos solucionado el asunto del tiempo con el truco del alga kombu en el caldo de cocción y, ¡santo remedio!
Hornear a más de 200º:
Nunca sobrepasemos los 200º de temperatura en nuestros hornos. En el momento en el que superamos dicha temperatura, los alimentos que están siendo horneados empiezan a desprender sustancias tóxicas. Por supuesto, y tal y como lo mencionamos en el post del lunes, nunca horneéis con papel aluminio, sustituidlo por papel vegetal.
Cocer en microondas:
Cae de cajón, ¿no? Tanto la calidad como la cantidad de nutrientes y vitaminas de los alimentos menguan considerablemente en cuanto usamos este aparato como medio para cocinar. Aparte, llenamos de radiación electromagnética a nuestros alimentos.
Es un electrodoméstico apto para calentar, pero ojo, siempre en recipientes de vidrio, ¡nunca en plástico! ¿Recordáis nuestro post sobre el bisfenol A?
Resumiendo. Voilà las pautas a seguir para contrarrestar lo negativo de estos métodos:
- Limitar: el uso de olla exprés, el consumo de ahumados y el consumo de alimentos a la barbacoa.
- Hornear siempre a 180º o menos.
- Si alguna vez freímos, utilizar siempre AOVE y nunca a altas temperaturas (que nunca llegue a humear). Jamás reutilizaremos ese aceite. Nota importante: el aceite de girasol genera más sustancias tóxicas que el de oliva cuando los utilizamos para freír.
¡Hola! ¿Podéis decir en qué momento se echa el alga Kombu para cocer las legumbres? Supongo que si el alga se cuece mucho se deshará, pero por otro lado si tiene que acortar el tiempo de cocción de las legumbres no tendría sentido echarla al final de la cocción. ¿Cuál es el momento idóneo para que cumpla con esta función? Muchas gracias de antemano por vuestra respuesta.
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Hola Tani! Perdona que no te hayamos respondido antes! El kombu se puede añadir desde el primer momento. Cuando empiezas a cocer las legumbres, junto a las verduras, el laurel y el AOVE. Te darás cuenta que es un alga cuya consistencia es bastante dura… a diferencia de la Nori, por ejemplo (que es suave y ligera), por lo que no hay problema de que se deshaga. Si tardas mucho en echarla, efectivamente, no conseguirás que sus propiedades se impregnen en el agua de cocción ni te ayudará a acortar el tiempo de cocción de las legumbres.
Muchas gracias a ti por preguntar!
Que empieces la semana con buen pie, un abrazo:)
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