Foto | Nora Zubia @slowandchic

Cuando leímos en el libro de la doctora Odile –Mis Recetas Anticáner– que el perejil estaba lleno de cosas buenas, estupefactas nos quedamos. Parece asombroso que en unas hojitas de tan insignificante apariencia pueda haber una cantidad inmensa de vitaminas y nutrientes. Para nosotras leer aquello fue un antes y un después en cuanto al uso del perejil en nuestras cocinas. Antes, cuando en la frutería o en la pescadería nos ofrecían perejil fresco como una especie de obsequio por nuestra compra, siempre decíamos “no gracias”. Mi socia lo utilizaba muy puntualmente cuando cocinaba y yo jamás de los jamases. Ahora en cambio, cuando nos lo ofrecen, siempre decimos “si gracias” ;). Incluso hay veces que antes de que nos lo digan, en nuestro foro interno, estamos deseando que nos lo ofrezcan y que nos regalen ¡mucho! ¡Cuánto más mejor! ¡Je, je, je…! Y es que ahora echamos perejil hasta a nuestras ensaladas y zumos naturales hechos en la Versapers. Os prometemos que le da un toque de sabor único y, sobre todo, ¡¡bien rico!! Vamos, que aquello que decía Arguiñano de echar siempre perejil, habría que seguirlo al pie de la letra.

El perejil contiene mucha apigenina, vitamina K, vitamina C, vitamina B, hierro, magnesio y clorofila. La bomba de nutrientes de este potente diurético y antioxidante puede ayudar a:

• Prevenir anemia.
• Prevenir gases.
• Tratar infecciones de orina.
• Tratar cálculos renales.
• Reforzar el sistema inmune.
• Luchar contra la halitosis (problemas de mal aliento).
• Debilitar a las células cancerígenas, teniendo capacidad en muchos casos de incluso convertirlas en células buenas. Existen estudios que ya demuestran su efecto positivo en el tratamiento de cáncer de mama, de ovario, de colon y de próstata. Estos estudios se han llevado a cabo con la propia materia prima. Es decir, con el perejil “contante y sonante”, y no con suplementos que contengan perejil. Así pues, no nos compliquemos, ¡utilicémoslo fresco en todas las recetas que podamos!