Foto | Nora Zubia @slowandchic
De un modo u otro, el brécol o brócoli ya ha pasado por Jaque unas cuantas veces. Fue en su día coprotagonista de una de nuestras recetas más exitosas, la tortilla de brócoli, por ejemplo. O, dio pie a una reflexión sobre la tendencia generalizada de no ofrecer comida sana y real a nuestros más pequeños, por poner otro ejemplo. Sin embargo, nunca le habíamos concedido todo el protagonismo en un post. Y, ¡ya iban siendo horas! Una joya nutritiva de este calibre, sí o sí tenía que formar parte de nuestro blog…
Perteneciente a la familia de las crucíferas, primo hermano de la coliflor y el romanesco, el brócoli forma parte de ese conjunto de alimentos que a día de hoy ya se sabe son especialmente buenos para combatir o prevenir el cáncer. Sus cualidades al respecto no son una hipótesis y está demostrado que puede llegar a ayudar de manera considerable en cualquier caso de cáncer. Aunque es cierto que los estudios -estudios llevados a cabo por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos– apuntan que su consumo habitual desborda eficacia muy especialmente en cánceres de próstata, colon, estómago, mama, páncreas, boca y pulmón. Respecto al cáncer de pulmón, se sabe que es fundamental su consumo en los casos de “cáncer de pulmón de células pequeñas”. Dicho de otro modo, cánceres que afectan a personas que fuman o a personas que ya habían padecido enfermedades de pulmón previas. Los motivos de esta eficacia comprobada no son otros que la capacidad antiinflamatoria a nivel pulmonar del brócoli y la capacidad de protección del mismo frente a agentes externos causantes de desarrollar este tipo de cánceres, como el benzopireno, un elemento cancerígeno presente en el humo del tabaco, en el humo de los coches, en las estufas, etc. Sigue leyendo