
Foto Nora Zubia @slowandchic
¿Otra vez un post sobre el aguacate y sus grasas buenas y lo mucho qué puede hacer por nuestra salud si lo consumimos de manera habitual?
No, no, no… Repetir contenidos no entra en los planes de Jaque 😉…
El post de hoy anhela ir más allá. Y hablar sobre la perfección. O, más bien, sobre la no perfección. La del aguacate, por ejemplo. O, la de las personas…
Y es que, considero que, no existe la perfección en nada ni en nadie. Partiendo de la base de que todos somos distintos y no a todos nos gusta lo mismo. Ni todos pensamos igual. Ni todos creemos en las mismas cosas. Ante esto, no hay argumento posible que justifique el concepto de perfección…
¿Y por qué hablar hoy sobre la (no) perfección?
Hace algunos días veía en Instagram como alguien lanzaba un mensaje que decía, de manera resumida, lo siguiente:
“(…) Mis hijos toman azúcar y beben leche de vaca (..) No soy perfecta (…)”.
Me impactaron mucho estas palabras. Y es que no creo que nadie que intente restringir el azúcar lo más posible a sus hijos o que haya decidido darles otro tipo de leche que no sea la de vaca, lo haya hecho con la intención de buscar la perfección. No creo que se trate de esto, ni muchísimo menos.
Imagino que, todo aquel que busca ir más allá en la alimentación de su familia, lo hace buscando invertir en su salud (como al que le gusta invertir en un buen colegio, por ejemplo) e intentando seguir un camino y unas pautas alimenticias en las que cree porque considera por un motivo o por otro que son las más adecuadas -que no perfectas- para ellos. Cree que somos lo que comemos, y por eso, sin más pretensiones, indaga sobre qué es lo que más le enriquece a su familia. Esto hace que no se quede con “lo de siempre”, con eso que en esta sociedad está “bien visto” y “es normal” que los niños coman…
¿Y sabéis una cosa? Esta búsqueda supone salir de tu zona de confort. Lo sé muy bien. Es más cómodo que tus niños desayunen leche de vaca con colacao, porque si vas a una cafetería lo tienen y, sobre todo, porque a los mismos niños les ahorrarías sentirse a veces bichos raros. Que a veces pasa… no entienden porque todo el mundo desayuna colacao con leche de vaca y galletas y porque ellos desayunan avena con leche vegetal y cacao puro. O no entienden porque como tentempié se tienen que llevar al cole una pieza de fruta en vez de un bollito. Y ahí entra tu desasosiego fuera de tu zona de confort. Y piensas -hay temporadas en que te lo planteas muchas veces- si merece la pena todo esto… Pero al final, tus principios para con su alimentación pesan más y entonces no sucumbes e intentas hacerlo lo mejor posible -¡¡qué no de manera perfecta!!- en base a tus creencias.
Así que, no. No a la perfección. Y si a la no perfección. Y si a que cada quien actúe en esta vida en base a sus principios, a sus valores, a sus ideas y a sus creencias (evidentemente, siempre y cuando no perjudiquemos a nadie). Y si al respeto. Al respeto de todas y cada una de estas ideas, creencias y valores. Tanto a tu idea de que tus hijos tomen azúcar y beban leche de vaca. Como a tu idea de lo contrario.
Y hasta que aquí el post de hoy caminantes.
Me despido deseándoos un miércoles escandalosamente bueno e imperfecto 😉. Y contándoos que tenéis DOS POR UNO en la tienda Jaque. O, dos por uno en la calle Moratín número 42 de Madrid (tienda física de Amapola Bio) para que, a los que os venga bien, os ahorréis gastos de envío. ¡Corred! ¡Quedan ya pocas unidades y van a volar con esta super promoción!
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