Foto | Nora Zubia @slowandchic
Ya lo sabemos, no todo es comer y cocinar. No todo gira en torno a la alimentación. En más de una ocasión ya os lo hemos dicho: el ejercicio también suma, las terapias alternativas, la meditación, las buenas lecturas… Incluso algunas cosas, si cabe, más placenteras, como los baños de sal o, ¡los masajes! ¿A quién no le gusta recibir un buen masaje? Puede que tras leer este post, tengáis más excusas para daros masajes, jejeje.
Y es que los masajes también hacen más llevadero el camino: alivian tensiones musculares, facilitando la relajación de nuestro cuerpo y la desconexión de nuestra mente. También pueden llegar a aliviar algunos efectos secundarios del cáncer y/o de su tratamiento, mejorando por tanto la calidad de vida del enfermo.
Podemos englobar al masaje dentro de las terapias complementarias. Entre sus beneficios, tanto en personas con cáncer como en personas sin cáncer, encontramos estos:
- Mejora la circulación sanguínea.
- Disminuye el dolor, la ansiedad e incluso en ocasiones las náuseas.
- Reduce la fatiga y por tanto restaura la energía.
- Mejora el bienestar emocional y físico.
- Estimula la producción de endorfinas.
- Ayuda a conciliar el sueño y descansar mejor.
Evidentemente, existen muchos tipos de masajes. En algunos masajes, los músculos se estiran, en otros masajes se amasan, etc. Tal vez, pensando en el cáncer, el más interesante sea el masaje drenaje linfático manual. Este masaje consiste en ir presionando ligeramente con movimientos rítmicos suaves. El objetivo de esto es aumentar el flujo del líquido linfático hacia fuera de los tejidos inflamados. Así que estamos ante una terapia eficaz para tratar el linfedema.
Tened cuidado, y no os pongáis en manos de cualquiera, buscad siempre profesionales. Es más, lo ideal, sería que fisioterapeuta y oncólogo establecieran algún tipo de comunicación para que el fisioterapeuta sepa con exactitud cómo debe manipular la musculatura del paciente. De este modo, podrá reducir la presión en áreas próximas al cáncer, o en zonas cercanas a alguna incisión quirúrgica, evitando molestias y posibles irritaciones en los tejidos inflamados.
Aunque todos podemos darnos masajes, estas personas deben tener más cuidado de lo normal con el tema y deberían limitarse a masajes muy, muy suaves y ocasionales:
- Debido al riesgo de infección, pacientes con un número extremadamente bajo de glóbulos blancos y/o plaquetas.
- Debido al riesgo de fractura, pacientes con metástasis óseas.
- Pacientes con la piel muy debilitada y dañada por causa de los tratamientos de radioterapia.