Foto | Nora Zubia @slowandchic
¿Os pasa lo mismo qué a nosotras? ¿Cuándo entráis a una frutería en verano os volvéis locos de remate al ver tal variedad de fruta? Que si nectarinas, que si albaricoques, que si melocotones, que si paraguayos, que si melón, que si sandía, que si… ¡ciruelas! ¡Que si ciruelas rojas! ¡Que si ciruelas amarillas! ¡Que si ciruelas verdes! ¡Que si ciruelas negras! Que rebonitas son, ¿verdad? Y que ricas. Unas más jugosas, otras menos. Unas más dulces, otras menos. Unas más ácidas, otras menos. Pero todas son una delicia para nuestro paladar y para nuestra salud (especialmente las rojas y negras).
La ciruela es pequeña en tamaño, pero muy grande en vitaminas, nutrientes y demás historias.
Vamos allá con un post muy conciso y de lectura rápida y ágil sobre la ciruela.
Mirad, mirad:
- Es energética y tonificante y alivia problemas de retención de líquidos, gracias a su gran aporte de potasio.
- Es un buen complemento a la hora de mejorar nuestro rendimiento físico y mental y en casos de anemia, gracias a su aporte de hierro, fósforo y magnesio.
- Es depurativa y laxante gracias a su gran contenido en fibra.
- Es ligera gracias a tener gran cantidad de agua.
- Es perfecta para ayudar a mantener en buen estado nuestra vista y nuestra piel gracias a su gran contenido en vitamina A.
- Es rica en vitamina C y vitamina E.
- Es rica en hidratos de carbono.
- Es rica en antioxidantes. Esos buenos aliados que nos ayudan a mantener lejos de nosotros a los temidos radicales libres y, por tanto, a prevenir y/o combatir enfermedades como el cáncer.
- Su bajo contenido calórico y su acción drenante, la convierten en una fruta ideal en casos de sobrepeso.
- Es muy recomendable si padecemos reumatismo, gota o enfermedades renales (¡ojo! ¡exceptuando casos de litiasis!).
¡Venga! ¡Incluyamos la ciruela en nuestro día! ¡Exprimamos al máximo su temporada!