Foto | Nora Zubia @slowandchic
Estas ampollas han sido todo un descubrimiento. Fue recomendación de alguien cercano. Las probamos con uno de esos familiares que sigue dándole jaque al cáncer y, será casualidad o no, pero a raíz de comenzar a tomarlas, se acabaron casi por completo los procesos gripales y catarrales. Sabemos que cada cuerpo es diferente. No todos reaccionamos igual. Pero teníamos que compartir con vosotras este descubrimiento, porque, igual que a nuestro familiar le han sentado de maravilla, puede que a vosotros también os sienten igual de bien, o a ese familiar o amigo que estáis tratando de ayudar 😉. Y es que cuando se trata de sumar, ya sabemos que todo puede llegar a sumar.
La composición de estas ampollas no es rimbombante. Al contrario. En sus componentes prima la sencillez y la naturalidad: propóleo, equinácea, acerola y tomillo.
La genialidad de estas sustancias reside en que son capaces de actuar directamente sobre nuestro sistema inmune. Son sustancias hábiles a la hora de protegernos de las agresiones de esos agentes externos que nos acaban produciendo gripes, catarros, etc. Conozcámoslas más a fondo:
- Propóleo. Esta sustancia, fabricada por las abejas, ya era importante para los egipcios. Sus propiedades inmunoestimulantes, antisépticas, antifúngicas y antivíricas son un hecho.
- Equinácea. Esta sustancia es ideal para todos estos menesteres, puesto que ejerce una acción directa sobre el sistema inmune que “espabila” a nuestras defensas. Para hacernos una idea de su enorme importancia, está bien saber que, hasta la aparición de los primeros antibióticos, su uso cubría este poder antibiótico. Evidentemente, este uso está hoy en día obsoleto. *Ojo, la equinácea no es recomendable en caso de padecer: enfermedades autoinmunes (como la esclerosis múltiple, el lupus o la artritis reumatoidea), enfermedades hematológicas, leucemia, linfomas o mielomas. Tampoco es muy recomendable si soy un gran consumidor de café o té, ya que, multiplica el efecto estimulante de ambas bebidas.
- Acerola. Esta sustancia es la menos conocida. No por ello, la menos importante. La cantidad de vitamina C que contiene es enorme. Además, tampoco anda mal de sales minerales y vitaminas A, B1, B2 y B3.
- Tomillo. Esta sustancia es tan conocida por todos que sobran presentaciones. Sus propiedades son espasmolíticas, antisépticas y expectorantes. Casi nada, ¿eh? Y no hay duda, es un buen as bajo la manga en casos de afecciones respiratorias… aprovechando la coyuntura, ¿os contamos un secreto? La otra mitad de Jaque toma durante las noches de los meses de invierno una infusión de tila y tomillo. Ahora que vemos lo maravilloso que es el tomillo, entendemos mejor, el amor absoluto que le profesa a esta invernal infusión 😉. *Ojo, el tomillo no es recomendable si: estoy embarazada, en periodo de lactancia o tengo menos de dos años.
El uso de estas ampollas puede ser simplemente preventivo (a veces es mejor prevenir que lamentar) o inmediato; es decir, utilizarlas como un arma más para aumentar las defensas y combatir a intrusos indeseables cuando se presente el caso.
Nosotras hemos elegido la opción preventiva. Y nuestro familiar las comienza a tomar con el inicio del otoño. Se toma dos cajas seguidas al llegar esa época del año y queda cubierta para los meses de invierno más crudo y más proclives a presentar cuadros catarrales o gripales. Se toman antes de desayunar, diluidas en un poco de agua o zumo natural.
Venga caminantes, ¡a seguir sumando!
***Consultad siempre con vuestro médico este tipo de consumos.