Foto | Nora Zubia @slowandchic
La verdad es que este tema en algún momento se nos traspapeló. Tema importante donde los haya, no entendemos cómo no le habíamos dedicado un post antes… En fin, vamos a solucionarlo a la de ya 😉
Veamos. Llevar un estilo de vida saludable no solo implica comer de manera sana. En realidad, llevar una vida sana se consigue con el cúmulo de varios factores. Eso ya lo sabemos. Estar en contacto con la naturaleza de manera frecuente es uno de esos factores.
¿Por qué? Pues porque este contacto nos reporta bienestar. Aunque quizás a priori no lo notemos, nuestro cuerpo y nuestra mente se regocijan cuando la naturaleza nos acompaña. De ahí su importancia. Importancia que se refuerza quizás por su doble beneficio. ¿Doble beneficio? ¡Sí! Inevitablemente, cuando “contactamos con la naturaleza”, lo hacemos físicamente y emocionalmente. Pensadlo, cuando, por ejemplo, damos un paseo al aire libre, ¿a qué nuestro cuerpo lo agradece? ¿Pero a qué también nuestra cabeza? Es evidente, el contacto con la naturaleza nos reporta una mejor condición física y una mejor «condición emocional».
Para que veáis que esto es real y sucede de verdad, os proponemos algo: antes de “contactar con la naturaleza”, sea del modo que sea… analizad el estado de vuestra mente, analizad cómo os encontráis de ánimo (tristes, cansados, estresados…). A la vuelta de vuestro «contacto con la naturaleza» volved a analizaros. ¿A qué esa tristeza ya no es tan profunda? ¿A qué parece que el cansancio ha menguado, o quizás, el cansancio que notáis ahora presenta unas características diferentes al cansancio qué os precedía antes de ese contacto? ¿A qué el estrés ya no está en un primerísimo plano? Como veis, al final, estamos trabajando también las emociones… otro trabajo que en numerosas ocasiones ya os hemos puntualizado lo relevante que es para nuestra salud. Si estamos serenos, tranquilos, en paz, nuestra mente cogerá otro aire, se hará más fuerte y eso nos ayudará a estar mejor físicamente. El poder de nuestra mente es crucial en cualquier circunstancia de nuestra vida, estemos sanos, estemos enfermos y al buen estado de nuestra mente contribuye este contacto con la naturaleza. En definitiva, todo es un círculo vicioso, es la pescadilla que se muerde la cola… Y sí, mens sana in corpore sano: una de las máximas de la vida que casi siempre se cumplen.
Conclusión, buscad siempre que os sea posible este contacto. Una playa, una montaña, un campo, un parque… escaparos de manera frecuente y conectar con el entorno. Llenaros de aire fresco, que os de el sol -recordad lo importante que es también la vitamina D-, evadiros, y, sobre todo, ¡disfrutad! Esto forma parte de esos placeres de la vida que estimulan nuestras células NK, las mismas que luchan por nuestra salud cuando el cáncer irrumpe en nuestras vidas… Liberad endorfinas y a sumar y sumar. Si queréis profundizar aún más en todo esto, releed el post de los neurotransmisores :).
Venga caminantes, ¡¡¡naturaleza al poder!!! Y si encima conectamos con ella de manera activa, mejor que mejor. Sentarse tranquilamente a contemplar un paisaje suma puntos. Pero quizás sume más puntos aún darnos una buena caminata por un bosque por ejemplo. Ahora que la primavera empieza a asomarse, saquémosle más partido que nunca. Por aquí hay una a la que le chifla pasear descalza por el campo, pisando hojas y sintiendo la naturaleza más cerca que nunca, ¿verdad socia? ¿Lo habéis probado? ¡Es fantástico! ¡Realmente fantástico! Y no, no tiene por qué suceder solo en las películas. ¡Hacedlo realidad!