EL ACEITE DE OLIVA VIRGEN

30 DIC

Foto | Nora Zubia @noriisima

Hay aceites y aceites. Pero no todos son válidos. El que más y el que menos sabe que el de girasol, el de palma, el de colza, el de soja… son malos. Sin embargo, no todo en torno al aceite está bien claro. Y, de hecho, existe la falsa creencia popular que apunta a que el aceite de oliva, así, a secas, es bueno por narices. Incorrecto amigos. Nada más lejos de la realidad. (Muchos tendréis la boca abierta, así se me quedó a mí cuando supe lo que a continuación os vamos a contar).

El aceite de oliva es un aceite vegetal que se extrae del fruto del olivo, es decir, de la aceituna u oliva. El proceso de obtención de aceite es el siguiente: se rompen y se muelen las olivas, de ahí se extrae una pasta y de esa pasta nace el aceite. Lo ideal para nuestra salud es que esa extracción siempre sea por prensión, y si es en frío, ¡tanto mejor! Pero, en la actualidad existen cuatro tipos de aceite de oliva:

  • Aceite de oliva virgen extra (AOVE).
  • Aceite de oliva virgen.
  • Aceite de lampate. Es del que obtenemos el famosísimo aceite de oliva, a secas, que en realidad ¡¡es refinado!!
  • Aceite de orujo: es un subproducto de los anteriores y del que obtenemos el aceite de orujo de oliva.

Adivina, adivinanza… ¿Cuáles son realmente aptos para el consumo de las personas? ¡Sólo los dos primeros! Sigue leyendo

LA CÚRCUMA  

21 DIC.

Foto | Nora Zubia @noriisima

¿Cúr qué? ¿Cúrcuma? ¿De qué demonios me estás hablando? ¿Pero qué es eso? Esta fue mi reacción cuando la otra mitad de Jaque al cáncer me mencionó tal palabro hace cosa de año y medio. Atónita me quedé. Puede ser que tal perplejidad se debiera a mi incultura en cuanto a especias culinarias. No lo sé. La verdad es que el mundo de la cocina nunca me ha apasionado. Sin embargo desde que sé todo lo que sé sobre lo mucho que tiene que ver la alimentación en nuestro correcto funcionamiento interno, mi interés ha ido in crescendo y me estoy volviendo incluso una cocinillas (lo digo con la boca pequeña eso sí, pero, ¡todo se andará! 🙂 ). En cambio, mi socia siempre ha sido la mar de apañada en los fogones. Y por causas de la vida, siempre me ha llevado la delantera en estos menesteres de hábitos alimenticios sanos. Y así fue como yo conocí a la cúrcuma

La cúrcuma es una especia muy utilizada en la cocina hindú. De hecho es el componente culpable de que el curry tenga ese color amarillo tan característico. Y este componente, amigas y amigos, tiene unos poderes más que estupendos. Sus propiedades son tan tan tan beneficiosas que en el mundillo se la conoce como “el oro en polvo”. Es uno de los mayores antinflamatorios que existen y sus propiedades anticancerígenas son alucinantes. Su sabor es raro, medio amargo, medio picante y hay que hacerse a él. Pero con el tiempo hasta gustillo le coge uno. Su versatilidad es alucinante además. Tanto sirve para especiar un guiso o una crema de verduras, o puede ser un ingrediente más de nuestros zumos y tés.

Los poderes mágicos anticancerígenos de la cúrcuma son gracias a la curcumina, un potente agente antitumoral que es capaz de inhibir el crecimiento de todas las células tumorales. Hay estudios al respecto llevados a cabo con ratones cuyos resultados asombran a cualquiera.

¿Cuáles son las principales propiedades de la cúrcuma en relación con el cáncer?:

  • Reduce la inflamación alrededor del tumor
  • Reduce el dolor ocasionado por las dichosas metástasis.
  • Frena la progresión de las metástasis.
  • Induce a la autolisis de las células tumorales.
  • Previene el daño que producen los radicales libres sobre el ADN (dicho de otro modo, es antioxidante).
  • Estimula el sistema inmune, ayuda a nuestro ejército particular a luchar contra los enemigos.
  • Potencia la actividad y por tanto los resultados de la quimioterapia y de la radioterapia.
  • Protege a nuestras mucosas, a nuestro hígado y a nuestros riñones de la quimioterapia (ya sabemos que la quimio acaba con lo malo y lo bueno de nuestro organismo).

El caso es que sus efectos no son solo positivos en personas con cáncer, mirad:

  • Previene y combate los dolores causados en enfermedades como la artrosis, la artritis, el reuma, etc., evidentemente, gracias a su poder antiinflamatorio.
  • Previene enfermedades cardiovasculares.
  • Previene el párkinson y el alzhéimer.
  • Tiene muchas propiedades digestivas: mejora la digestión, ayuda a abrir el apetito, reduce los efectos causados por las gastritis crónicas.
  • Es carminativa: ayuda a expulsar los gases del intestino, por lo que se recomienda a personas con meteorismo y flatulencia.
  • Es una excelente protectora del hígado.
  • Ayuda a eliminar las piedras de la vesícula.
  • Es un antidepresivo natural y atenúa las consecuencias fisiológicas del estrés.

Para un consumo adecuado y óptimo de la cúrcuma tengamos en cuenta que:

  • Para que nuestro intestino sea capaz de absorberla correctamente, debemos mezclarla con una pizca de pimienta negra y un poco de aceite de oliva virgen extra o aceite de lino. Así pues, si preparamos un guiso, una crema de verduras, un arroz, un potaje… No nos olvidemos de cocinarlos con pimienta negra y aceite de oliva, añadiendo la cúrcuma molida durante los últimos tres minutos para que no pierda sus propiedades durante las cocciones.
  • La eficacia de la cúrcuma aumenta si se toma junto al té verde.
  • Si tenemos cáncer, nuestra dosis diaria debería ser de unos 3 gramos cada 8 horas.
  • Si no tenemos cáncer, lo ideal sería consumir unos 5 gramos diarios (lo que equivale a una cucharadita de café).
  • La cúrcuma puede interferir en los niveles de INR, en las personas que estén a tratamiento con anticoagulantes (por ejemplo, el sintrón) y aumentar el riesgo de sangrado.

 

 

           

EL TÉ VERDE

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Foto | Frans Schouwenburg

¿Sabíais qué la población asiática tiene un registro de casos de cáncer mucho menor que la población europea? Son muchos los factores que provocan este dato. Probablemente el hecho de que, junto con el agua, el té sea la bebida más consumida en los países asiáticos, tenga mucho que ver: numerosos estudios han asociado el consumo regular de té verde con una mayor longevidad y con unas tasas de cáncer mucho menores.

Existen muchos tipos de tés, pero nosotras nos vamos a centrar en el té verde. Sus excelentes propiedades medicinales lo convierten en un tesoro para nuestra salud. Además de ser rico en antioxidantes, es una excelente fuente de catequinas y de moléculas anticáncer que lo tornan prácticamente imprescindible a la hora de prevenir el cáncer.

Hay infinitas variedades de té verde. El Sencha japonés es el que contiene un mayor número de catequinas, capaces de proteger frente a la leucemia y frente al cáncer de mama, próstata, estómago, riñón y vejiga fundamentalmente.

A continuación os enumeramos todas las propiedades que el té verde esconde:

  • Actividad antiangiogénica. Nos previene del desarrollo de nuevos vasos y con ello la progresión de los tumores y la aparición de metástasis.
  • Capacidad antioxidante que nos protege del daño causado por lo radicales libres que pueden dar lugar a mutaciones celulares y a cáncer.
  • Capacidad antinflamatoria (recordemos que es muy importante no tener ninguna inflamación interna en nuestro cuerpo. El cáncer tiende a desarrollarse donde existe o ha existido una inflamación previa).
  • Diurético. Ayuda al riñón a eliminar restos tóxicos de la quimioterapia.
  • Estimula el sistema inmune.
  • Induce el suicidio de células tumorales.
  • Potencia el efecto de la quimioterapia y la radioterapia.

Consejos para preparar y consumir infusiones de té:

  •  El agua de la infusión nunca debe hervir. No debe alcanzar los 90º.
  • Para que el té libere el máximo de catequinas, debe dejarse infusionar entre 8 y 10 minutos.
  • Es mejor utilizar el té en hojas (a granel), en lugar de usar las típicas bolsitas comerciales. ¿Por qué? Pues porque a estas bolsas les suelen echar blanqueantes que podrían ser tóxicos. Además, el sabor que da la hierba a granel no es comparable con el sabor que se desprende de las bolsitas.
  • No debemos endulzarlo con azúcar, obviamente. Si lo queremos más dulce, utilizaremos algún endulzante natural. Tampoco debemos añadirle leche, ya que disminuye su capacidad antioxidante.
  • Es aconsejable tomarlo caliente y después de las comidas, ya que de otro modo, podría interferir en la absorción del hierro de los alimentos.
  • Es muy recomendable añadir en la taza o tetera un trocito de piel de limón o mandarina de producción ecológica y un palito de canela. Le aportan un sabor mucho más agradable además de desprender sustancias anticancerígenas añadidas.
  • Si tenemos cáncer, lo ideal es consumir entre 3 y 5 tazas al día.
  • Si queremos prevenir la enfermedad, podemos disminuir esta dosis. Lo ideal sería acostumbrarnos a su sabor, hasta tal punto que sustituyamos uno de nuestros cafés del día por una taza de té verde.

Qué, ¿te hemos convencido? ¿Va a ser a partir de ya el té verde una de tus bebidas de cabecera? 🙂

FRUTA Y VERDURA

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Foto | Adam Tinworth

Ya estábamos tardando en hablaros de estas maravillas que la naturaleza nos brinda. La fruta y la verdura son un verdadero regalo para nuestra salud. Siempre. Estemos sanos, estemos enfermos, estemos en la fase de cáncer que estemos, nunca debemos olvidarnos de consumir fruta y verdura a diario. Y si es fresca y cruda mejor que mejor. Y si nuestro consumo es muy variado, pues ya sería «la pera limonera» 🙂 ¡Nunca mejor dicho!

Recordemos además que nuestra dieta es uno de los factores que ayudan a generar en nuestro organismo un entorno anticáncer. Esto, ya lo sabemos, es fundamental para prevenir el cáncer (y, en caso de que ya lo suframos, es fundamental para enfrentarnos a él y para llevar mejor tanto la enfermedad como sus efectos secundarios).

Seguro que la mayoría de nosotros hemos oído en alguna ocasión alguna de esas míticas afirmaciones que pululan por ahí como la de que hay que consumir al menos 5 piezas de fruta y/o verdura al día. Esta afirmación en cierto modo es verdadera. Sin embargo, nosotras no vamos a daros cifras sobre la cantidad de fruta y/o verdura que debéis consumir cada día. Lo dejamos a vuestra elección. Simplemente puntualizamos que buena parte de vuestra dieta diaria debería estar basada en el consumo de fruta y verdura. En base a esto, que cada quien elija su modus operandi.

A continuación os enumeramos algunas de las frutas y verduras con más propiedades beneficiosas para nuestra salud. Por descontado beneficiosas para darle jaque al cáncer. Pero también beneficiosas para otras muchas cosas (y es que al final, lo que es sano, suele ser sano para casi todo).

  • Brócoli, coliflor, romanesco. Crucíferas cargadas de glucosinolatos, sustancias caracterizadas por sus enormes propiedades anticáncer. Son un aliado perfecto en la prevención del cáncer, pero también como escudo para evitar la recidiva. Además son unos desintoxicantes naturales perfectos para nuestro organismo.
  • Tomate. Solanácea rica en vitamina C, vitamina E, ácido fólico, flavonoides, minerales y carotenos. De entre los carotenos destacamos el licopeno: pigmento vegetal con propiedades antioxidantes y anticancerígenas. Puntualizar dos cosas. Primera, el tomate debe procurar consumirse siempre con un poco de aceite de oliva virgen extra. Segunda, nunca consumamos tomates que aún no estén bien rojos y maduros. El tomate verde puede llegar a tener alguna contraindicación para nuestra salud.
  • Granada. Vale su peso en oro. Esta fruta tiene tantas propiedades como granos: activa nuestro sistema inmune, es antioxidante, antinflamatoria y por si esto fuera poco, es capaz de controlar la proliferación de las células cancerígenas. Esto último es gracias a las catequinas -similares a las del té verde-.
  • Calabaza. De la familia de las cucurbitáceas, antioxidantes en potencia ricos en betacarotenos, cumarinas y vitamina C. La calabaza cuenta además con propiedades idóneas para perjudicar al cáncer ya que ayuda a acabar con los radicales libres y a animar al sistema inmune. A mayores, potencia la acción de la quimioterapia.
  • Manzana. Gracias a sus propiedades antinflamatorias y antioxidantes son ideales en estos menesteres. Además tienen mucha fibra y son unas estupendas reguladoras de los niveles de hormonas, de ahí, que sean especialmente interesantes para quienes padecen cáncer de mama. Las mejores en este caso, las rojas, sin duda alguna.
  • Remolacha. Otro alimento estrella. Tiene tantas cosas buenas que uno no sabe ni por donde empezar: muy rica en hierro y en magnesio -por lo que es idónea para combatir anemias y leucemias- y en flavonoides, destacando principalmente la betanina que contiene propiedades antixodiantes. Además refuerza nuestro sistema inmune, y por tanto, nuestras defensas, de una manera pasmosa.
  • Frutos rojos. Arándanos, fresas, frambuesas, cerezas, grosellas… Cualquier modalidad es buena y recomendable. Estas frutas, pequeñas pero matonas, :), están llenas de polifenoles, gracias a los cuales frenamos la expansión de las células cancerígenas. Además, también son antiinflmatorias y antixodantes.
  • Cítricos. Naranjas, pomelos, mandarinas, limas, limones… Sí, sabemos que contienen mucha vitamina C. Pero no sólo eso. Su capacidad antioxidante y antinflamatoria es muy potente, hasta tal punto que puede llegar a proteger a nuestro ADN del ataque de sustancias tóxicas cancerígenas. A mayores, «nos protege» de la quimioterapia: la quimio acaba con todo, tanto las células buenas como las malas. Pues bien, los cítricos ayudan a que los efectos de la quimio sobre nuestro ADN sean menos contundentes.
  • Chirimoya. Poco conocida aún en España, esta joya procedente de América puede ser clave en nuestra alimentación. Está cargada, entre otras cosas, de calcio, magnesio, potasio, hierro, fósforo, ácido fólico, vitamina C y fibra. Es tremendamente digestiva y sus propiedades antitumorales se las debemos a su capacidad citotóxica.
  • Ciruela. Cualquiera es buena, pero si es la negra, ¡tanto mejor! Esta delicia de fruta de verano pone a punto al sistema inmune además de provocar la eliminación de toxinas y células cancerígenas y de frenar el crecimiento de los tumores.
  • Aguacate. Esta delicia de fruto es toda una bomba nutritiva. Rico en potasio, magnesio, ácido fólico y vitaminas A, C, D, E y K, está además cargadito de grasas saludables como el ácido oleico. Contiene también betacarotenos y luteína, antioxidantes perfectos para luchar contra el cáncer.

ENTORNO PROCÁNCER VERSUS ENTORNO ANTICÁNCER

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Foto | Alfredo

Ya hemos explicado qué es el cáncer. Y resumiendo, ¿a qué podríamos compararlo con una semilla qué crece y echa raíces en nuestro cuerpo? Pero entonces surge la pregunta del millón: ¿Lo hace en cualquier cuerpo? ¿Tiene más tendencia a desarrollarse en unos cuerpos qué en otros? ¿Se sabe algo al respecto? Pues sí, actualmente ya sabemos mucho sobre esto y, efectivamente, tiene más tendencia a desarrollarse en unos cuerpos que en otros. Normalmente esto se debe al “entorno en el que nuestro cuerpo vive”. Porque, esta enfermedad, amigos y amigas, no se siente “a gusto” en cualquier entorno. Hay ambientes en los que le cuesta más crecer y ambientes en los que crece con una facilidad pasmosa.

¿Y cuál sería un entorno anticáncer? El entorno que se genera cuando llevamos un estilo de vida saludable: alimentación sana, hábitos de vida correctos, estado anímico óptimo, etc. Aclarar que este entorno anticáncer puede incluso ser beneficioso en distintos puntos de la enfermedad. Es decir, aunque a mí ya me hayan detectado cáncer o incluso esté en plena quimio, no significa que ya no deba tender hacia un entorno anticáncer. Todo lo contrario. Todas las pautas y consejos al respecto ayudarán a potenciar los efectos de la quimio y a disminuir los efectos secundarios de la misma. Así pues, no hay que dudarlo, sea cual sea  el punto de la enfermedad en el que nos encontremos y sea cual sea nuestro estado de salud, luchemos siempre por conseguir ese estupendo entorno anticáncer.

¿Y cuál sería un entorno procáncer? Sería un entorno en el que destacan los siguientes factores:

  1.  Un sistema inmune deprimido.
  2. Un ambiente inflamatorio provocado por un balance incorrecto de omega 3/omega 6.
  3. Unos niveles elevados de glucosa.
  4. Un exceso de radicales libres y un estrés oxidativo.
  5. Angiogénesis.
  6. Una flora intestinal alterada.
  7. Alteraciones hormonales.
  8. Tóxicos ambientales.
  9. Acidez extracelular.
  10. Estrés y emociones negativas.
  11. Carga genética.

Como vemos, salvo en el caso de la carga genética, tenemos bazas para luchar contra todos estos factores. Si sabemos de qué se alimenta el cáncer y qué propicia su aparición y proliferación, intentemos acabar con esos factores y entonces la cosa irá mucho mejor. Si le quitamos al cáncer su alimento y sus armas, estaremos impidiendo en muchos casos tanto su aparición como su crecimiento.

Iremos publicando posts que expliquen estos once factores que acabamos de mencionar con detalle. Procuraremos hacerlo de un modo sencillo y conciso.

Así pues, el camino sigue, ¿continúas con nosotros? 🙂