FLORA INTESTINAL

7 ENERO

Foto | Nora Zubia @noriisima

Los anuncios de productos que ayudan a nuestra flora intestinal son numerosísimos. ¿Cuántas veces hemos escuchado en el anuncio del yogur de turno qué consumirlo nos ayudará a regular nuestra flora intestinal? ¡Muchas! ¿A qué sí? Y ahora lanzo la pregunta del millón: ¿cuántos sabemos en realidad lo qué eso significa?, apuesto a que no muchos. Pues bien, nuestra misión hoy es aclarar lo que esto significa, ¡qué no es poco! Además, ya os avanzamos que este es otro de los famosos once puntos fundamentales del post Entorno procáncer versus entorno anticáncer… Si nuestra flora intestinal está alterada, ¡mal asunto! Sigue leyendo

LA INFLAMACIÓN

28 diciembre

Foto | Nora Zubia @noriisima

Uno de los posts más importantes que hemos publicado hasta el momento, es este. Aquí os explicábamos como es el ambiente que el cáncer detesta y cómo es el ambiente qué el cáncer adora. Os dábamos una lista de once factores que siempre debemos tener en cuenta. Si nuestro organismo es afín a estos factores, estamos propiciando un entorno procáncer en toda regla. Damos por supuesto que a priori no todos estos factores serán entendidos por algunos de nuestros lectores. Por eso, vamos dedicando posts a aclarar estos puntos. Ya lo hicimos hace  tiempo con el sistema inmune o con el estrés. Hoy le toca el turno al ambiente inflamatorio provocado por un balance incorrecto de Omega 3 y Omega 6. ¿Estáis listos? ¡Vamos allá! Sigue leyendo

FASES DEL CÁNCER

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Foto | Xava du

En posts anteriores os contamos qué era el cáncer y cómo era su lugar idílico para aparecer y hacerse fuerte. Hoy nos adentraremos en las fases de la enfermedad. El asunto cambia dependiendo del momento o fase en la que nos encontremos. Y es importante conocer a fondo estos momentos. Lo que siempre os decimos: cuanta más información tengamos al respecto, ¡tanto mejor! Así que allá vamos. Sigamos este camino que juntos ya hemos empezado 🙂

Fase de inducción. Durante esta fase no hay diagnóstico posible. Ni tan siquiera las personas presentan síntomas de “la que se está montando” en su organismo. Esta fase puede perdurar en ese punto por los siglos de los siglos. Puede ser tan rápida como eterna. ¿Y qué ocurre exactamente en este momento? Pues que nuestras células empiezan a transformarse. Se vuelven malas y se multiplican de una manera asombrosa a la velocidad del rayo. Además, consiguen hacerse con un poder mágico y maligno a la vez: capacidad invasiva. ¿Y de qué depende qué la cosa vaya a más o no? Pues evidentemente de la calidad de vida que les demos. Ya lo sabéis, entorno procáncer, seguirán con su guerra particular. Entorno anticáncer, probablemente acaben rindiéndose. Así que, ayudemos a nuestro cuerpo a darle jaque a estas células, siguiendo las pautas que por aquí os contamos cada día.

Fase in situ. En este momento ya existe un microscópico daño canceroso en el tejido de nuestro cuerpo donde ha comenzado el asunto. Las personas que están en esta fase tampoco presentan síntomas. Su diagnóstico es difícil pero no imposible. Hoy en día ya existen técnicas avanzadas que lo permiten (PET).

Fase invasiva local. Ese pequeñísimo daño empieza a crecer y empieza a afectar a otras células cercanas, lastimando tejidos adyacentes. Aquí ya podemos decir que ese daño inicial ha pasado a ser un cáncer en toda regla. Según sea el lugar y el tamaño de dicho cáncer, las personas que lo padezcan presentarán síntomas o no. No hay una norma general para esto.

Fase invasiva a distancia. El cáncer empieza a crecer y coger fuerza fuera del punto donde se originó. Dicho de otro modo que todos hemos escuchado alguna vez: aparecen las metástasis. Esto ocurre porque las células malas tienen capacidad para crear nuevos vasos (lo que técnicamente se conoce como angiogénesis y a lo que dedicaremos un post más adelante). En este momento la sintomatología suele ser evidente y compleja.

Resumiendo. Cuatro momentos. Y cada momento igual de importante. Estemos en la primera fase, estemos en la cuarta fase, tenemos alternativas, tenemos mucho por hacer. Así que, nada de bajar la guardia y, por supuesto, caer en el desánimo. Este camino no ha hecho más que empezar. ¡Y jaquealcancer no te dejará solo en ningún momento!

CARGA GLUCÉMICA E ÍNDICE GLUCÉMICO

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Foto | Paul

Uno de nuestros primeros posts se lo dedicamos a uno de esos alimentos prohibidos: el azúcar. En ese post mencionamos al índice glucémico y a la carga glucémica. Hoy toca el turno de aclarar ambos conceptos.

Carga glucémica.

Ya sabemos que las células tumorales necesitan glucosa para sobrevivir. Esa glucosa procede de alimentos que contienen una carga glucémica alta y que aumentan la cantidad de glucosa en sangre. Esa glucosa en sangre es lo que aporta al cáncer la energía que necesita para crecer. Así pues, debemos intentar quitársela para que no pueda evolucionar.

Por tanto, estamos nuevamente ante una herramienta más para poder hacer jaque al cáncer 🙂 : eliminar de nuestra dieta los alimentos con una carga glucémica alta, y sustituirlos por alimentos con una carga glucémica baja. Entre los alimentos con carga glucémica baja están los vegetales, los frutos secos, el pescado, las legumbres y la fruta fresca.

Índice glucémico.

El índice glucémico es el sistema que clasifica los alimentos en una escala de 0 a 100, de acuerdo a su carga glucémica. Esta clasificación se realiza en base a lo elevado que sea el pico de glucosa en sangre que se produce durante las dos horas siguientes a haber consumido un alimento determinado. Aclaramos que estos valores están basados en raciones de 50 gramos de hidratos de carbono, no de gramos totales consumidos. Por ejemplo:

            La sandia aporta 5 gramos de hidratos de carbono por cada 100 gramos consumidos. Si una ración de sandía son 150 gramos –es decir, 7.5 gramos de hidratos de carbono-, para alcanzar los 50 gramos de hidratos de carbono (HC) habría que comer hasta 1 kilo de sandía.

Evidentemente, la carga glucémica (CG) sale del índice glucémico (IG). La fórmula para calcular dicha carga sería la siguiente:

CG= (IG x cantidad de HC) / 100

Resumiendo, en el ejemplo de la sandía, el IG de la sandía es de 75 –esto es considerado elevado-. Sin embargo, su CG es de 5,6 –esto es considerado bajo-, por cada ración de 150 gramos. Y esto es en definitiva lo que nos importa y lo que debemos tener en cuenta, puesto que a menor CG, menor aumento de glucosa en sangre después de comer ese alimento. Recordad además que no siempre coinciden IG y CG.

Lo ideal sería consumir alimentos con bajo IG y baja CG (este sería el caso de los vegetales y de los frutos secos). Sin embargo no podemos limitar nuestra alimentación a eso en exclusiva. Por lo que, debemos intentar combinar el consumo para compensar la situación: iremos mezclando alimentos de elevada CG con alimentos de baja CG.

Para que os orientéis:

  • Carga glucémica alta, si es mayor de 20.
  • Carga glucémica media si oscila entre 11 y 19.
  • Carga glucémica baja, si es menor de 10.

¿Y, cuáles serían los factores y/o alimentos que modifican el IG y la CG?:

  1.  Los alimentos crudos tienen IG y CG bajos. Ejemplo: cocer pasta 5-6 minutos permite un IG más bajo, que si le damos una cocción prolongada de entre 15-20 minutos. A mayor cocción, mayor IG y CG.
  2. Los alimentos de alto contenido en fibra disminuyen la absorción de la glucosa, por tanto, aunque sean alimentos que contengan un IG o CG altas, los niveles de glucosa en sangre después de haberlos consumido no se dispararán.
  3. Las patatas. Mejor las nuevas, tienen un IG mucho más bajo que las que se almacenan durante meses.
  4. La maduración de la fruta. En este aspecto es importante el punto de maduración de la fruta. Por ejemplo, un plátano verde tiene un IG bastante bajo, de 40, pero uno maduro eleva su IG hasta 65. Si tengo cáncer, mejor comerme un plátano verde que uno maduro.
  5. La cocción al vapor es muy recomendable, ya que apenas aumenta el IG.
  6. La trituración del cereal (harina) aumenta el IG del mismo.

Todo esto que os acabamos de contar está comprobado. Se han llevado a cabo distintos estudios que han llegado a demostrar cómo la alimentación basada en alimentos con CG baja ayuda a prevenir el cáncer. Mientras que dietas basadas en alimentos con CG alta contribuyen a la aparición y al desarrollo del cáncer.

¿Habéis tomado buena nota? Pues venga, ¡a seguir juntos este camino!

SISTEMA INMUNE

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Foto | Rodrigo Gutiérrez

Tal y como veíamos en el post titulado «entorno procáncer versus entorno anticáncer», este es uno de los factores que pueden propiciar ese odiado entorno procáncer. Vamos a explicar lo que esto significa para que todos entendamos su verdadera importancia.

Imaginemos por un momento que nuestro sistema inmune es como un ejército preparado para defendernos de posibles agresiones que pueden atacar a nuestro organismo: virus, bacterias, tóxicos etc. Cuanto más fuerte y preparado esté este ejército, mejor nos defenderá ¿acaso no? Pues contra el cáncer también nos defiende. Nos defiende para evitar su aparición, pero también nos defiende durante la enfermedad. Lo que significa, que aunque nos diagnostiquen cáncer, la importancia de tenerlo fuerte sigue siendo la misma. Nos ayudará a frenar su extensión, a frenar metástasis, a mantener a los tumores dormidos, a eliminar restos de actividad tumoral residual e incluso a sobrellevar mejor los tratamientos de quimio o radio.

Debemos tener siempre muy presente que las células cancerígenas harán lo imposible por “lastimar” a nuestro sistema inmune. ¿Cómo lo pueden conseguir? Liberando unos inmunopresores que acaban por inactivar el sistema inmune llegando incluso a bloquearlo.

Así pues, la conclusión a la que llegamos es tan clara como rotunda: el cáncer se desarrolla mayormente en personas cuyo sistema inmune está deprimido.

La pregunta del millón, ¿de qué depende qué nuestro sistema inmune esté débil o fuerte? Enumeramos a continuación los factores que lo tornan de un modo o de otro.

Sistema inmune deprimido:

  • Consumir grasas, azúcares y alimentos procesados de manera habitual.
  • Padecer estrés en nuestro día a día.
  • Sufrir sentimientos negativos constantemente (incertidumbre, tristeza, angustia, rencor…).
  • Soportar un aislamiento social importante.

Sistema inmune fuerte:

  • Alimentarnos de una manera sana y natural normalmente. (A lo largo del blog os iremos enseñando lo que esto significa: fruta, verdura, semillas, frutos secos, pescado azul, legumbres).
  • Estar en paz, calma y serenidad el mayor tiempo posible.
  • Experimentar sentimientos positivos habitualmente (alegría, buen talante, empatía…).
  • Practicar la meditación.
  • Realizar ejercicio físico.
  • Sentirnos queridos y apoyados por nuestros seres queridos.

Sabemos que la teoría es fácil, pero no la práctica. Pero todos hemos empezado de cero en algún momento, y, paso a paso, todo se puede ir consiguiendo. Nuestra propia experiencia personal habla. Creednos, y, ¡a por ello! 🙂