Foto | Nora Zubia @slowandchic
Dana Small es la subdirectora de investigación del Laboratorio John B. Pierce de la Universidad de Yale. Uno de sus objetivos profesionales es llegar a entender el modo en que la alimentación y la contaminación actuales afectan en nuestra posibilidad de llegar a desarrollar enfermedades. Ayer leíamos esta entrevista suya a este respecto debido a su reciente participación en un encuentro entre chefs y científicos para hablar sobre varios aspectos alimenticios en el Basque Culinary Center de San Sebastián. Y, una vez más, el contenido de dicha entrevista nos tocó, y nos ha inspirado para que hoy compartamos con todos vosotros dicha entrevista y nuestras reflexiones al respecto.
No es la primera investigadora, ni tampoco será la última, que haga este tipo de afirmaciones. Así que, sí, existen PRUEBAS CIENTÍFICAS respecto a cómo la alimentación, el consumo de azúcar, etc., están haciendo mella en la salud general de nuestra sociedad. Remarcamos esto porque escuchamos sin cesar que no existen datos reales y científicos sobre todo esto.
La entrevista toca distintos frentes. Y, como no, siempre que se habla de alimentación, al final también hay que hablar de poder industrial y de dinero. Porque desgraciadamente en los tiempos que corren, esta unión es inquebrantable:
“Tenemos que inventar alguna manera de hacer comida procesada más saludable que permita seguir dando beneficios a la industria. Es la única forma de conseguir el apoyo de la industria y la industria alimentaria en los EE UU, por ejemplo, tiene un poder inmenso de lobby para fijar las políticas alimentarias. Un ejemplo clásico es la industria del azúcar, cuando hizo campaña diciendo que la grasa es mala. Pero en realidad el azúcar tiene efectos más perniciosos que la grasa. Ellos cambiaron toda la dieta americana para reducir la grasa e incrementar los carbohidratos, y meter su azúcar en el mercado (…)”
Y a colación de esto habla de un proyecto de Pepsi en el que estuvo involucrada y del que acabaron apartándola. No tiene desperdicio leer los detalles.
Por todo esto -y mil cosas más también- no acabamos de entender porque hay personas que siguen justificando esta cadena de intereses. Porque, amigos y amigas, defender el consumo de azúcar, ya sea contante y sonante, ya sea indirectamente, mediante el consumo de refrescos, por ejemplo, al final es apoyar esta causa en la que lo prioritario no es nuestra salud, sino la economía de estas grandes empresas, el poder mundial, etc.
Llegados a este punto habrá quien piense “cada quien está en su derecho de hacer con su vida lo que le plazca” ¡Y así es! Faltaba más, respeto y libertad, ante todo. Pero lo que NO ES DECENTE es promover su consumo quitándole hierro al asunto y proclamando que en realidad su consumo no es tan dañino para la salud. Afirmando casi casi que esta moda en contra del azúcar es de locos y exagerados. Porque no es así. Cada día se da un paso más demostrando lo contrario. Y, no hay peor ciego que el que no quiere ver… ¿Cuántas veces hemos oído eso de “esto antes no pasaba” ante la enfermedad de alguien? ¿Verdaderamente no hay una causa que esté provocando esta plaga de enfermedades? Habrá casos en que no, ¡seguro!, pero habrá casos en que sí, ¡seguro también!
Y ya de paso lanzamos al aire las siguientes preguntas… ¿qué acaso no podemos ser felices sin una lata de coca cola en la mano? ¿Nuestros momentos de placer y felicidad se ven truncados y limitados por eso? ¿No podemos disfrutar del momento sin necesidad de complementarlo con esa coca cola?
¿Tan vacíos estamos ya? ¿De verdad?
Pues claro, que no… 🙂 Confiemos en que no.