
¡Ay la muerte! Ese gran tema tabú de nuestra sociedad que muchos evitan porque parece entraña miles de supersticiones e incluso malos augurios. ¿Y no es ilógico acaso esto? ¿No es ilógico no hablar de algo que va ligado a la vida de todos desde el momento en el que nacemos? ¿No es ilógico no plantearlo con más naturalidad? ¿No nos ayudaría a sobrellevarlo mejor si el planteamiento fuera más sencillo y natural?
Nunca nadie nos enseña a no tenerle miedo a la muerte. Ni a la nuestra ni a la de los demás. O, más que enseñarnos a no tenerle miedo, no solemos tener herramientas suficientes para afrontarla con más naturalidad, porque, evidentemente, el temor a que faltemos o a que nos falten siempre estará ahí, y es un temor lógico y racional. Sin embargo, estoy convencida de que, si de niños nos diesen herramientas para afrontar y saber encajar algo tan obvio como que todos nos vamos a morir antes o después, la cosa sería bien distinta.
Por todas estas razones: bienvenidos sean esos proyectos que nos ayudarán a plantear la muerte desde otra perspectiva. Bienvenidos sean esos proyectos que brindan a las próximas generaciones herramientas para que ya crezcan con ellas y herramientas que seguramente les ayudarán a darle una vuelta de tuerca al asunto. Bienvenidos sean esos proyectos que nos ayudarán a matizar la muerte, incluso cuando nadie hasta ahora nos había hablado sobre ella y sobre lo ligada que está a nuestra vida.
Y así, con este deseo de aprender a “allanar la muerte”, hoy hablamos sobre ella con Rebeca Gundín. Cuando esta dulce gallega perdió a su Inmenso, su compañero de vida y padre de sus hijos, se dio cuenta de que necesitaba compartir su experiencia. Y así nació poco después el cuento “Un Papa Inmenso”. Un cuento con un claro objetivo:
Dignificar la muerte y por tanto la vida. Dignificar al que se queda y al que se va, abrir la mirada a una realidad. La muerte está ahí, y nos espera a todos en cualquier momento. Acompañar a la sociedad a la madurez de mirarlo limpiamente.
Rebeca Gundín.
Os dejo a continuación una breve entrevista a Rebeca para que conozcáis su historia y más detalles sobre un cuento que vendría genial tener en las estanterías de todas las casas. Porque es un cuento de necesidad inmediata cuando un niño (o un adulto) pierde a alguien, pero es también un cuento que les (nos) ofrece herramientas que les (nos) van a ayudar a afrontar cualquier pérdida futura. Y, como nunca sabemos cuándo les vamos (nos van) a faltar, es algo que quizás no haya que dejar para mañana…
¿Quién es Rebeca Gundín? Un ser humano tocado por la realidad. Que ha intentado hacer lo mejor, como todas las demás. Y que sigue enfrentando cada día sus dificultades e intentando convertirlas en aprendizajes.
¿Qué es Un Papá Inmenso? El regalo que recibimos del cielo para abrazar un dolor y envolverlo en ternura, el cuento que nos trajo el mensaje que estábamos necesitando escuchar.
¿De dónde nace la idea del cuento? ¿En qué momento? Este cuento llegó a mí una mañana, aproximadamente un mes después de que David partió. Siento que nace de un sincero deseo de calmar una sed que sentí en el mundo a través de mi experiencia.
¿Y con qué primer propósito? Con el propósito de devolver esperanza y amor a una herida como puede ser la pérdida de un ser querido muy cercano. De darle al corazón, palabras.
¿Qué otros propósitos le han seguido a ese primer propósito? Dignificar la muerte y por lo tanto la vida. Dignificar al que se queda y al que se va, abrir la mirada a una realidad. La muerte está ahí, y nos espera a todos en cualquier momento. Acompañar a la sociedad a la madurez de mirarlo limpiamente.
¿Es un cuento dirigido solo a personas que tienen algún Inmenso en su vida? No, este cuento puede abrazar especialmente a esas personas, pero su destino es acompañarnos a todos, es regalarnos este escenario donde sensibilizar la mirada y aperturar el corazón. No necesitamos esperar a que alguien se muera para ponernos en paz con la muerte.
Y, ¿está solo encaminado hacia los más pequeños? ¿O en realidad es un cuento adaptable a cualquier edad y a cualquier momento de nuestra vida? Cuida especialmente a los más pequeños, pero lo hace a través de la compañía del adulto, es un cuento para ver juntos, en familia. Las imágenes guardan mucho contenido, mientras que el texto es suave, conciso, sutil y poético, a veces un desafío a la mente que quiere más palabras con las que trabajar. Pero nuestro hemisferio derecho que es el que guarda el conocimiento abstracto y amplio está preparado para captar todo el potencial de cada imagen y traducirlo en un estado, en una emoción o en una vibración. Toca a todas las personas en cualquier situación.
¿Dónde podemos comprar Un Papá Inmenso? A través de la web principalmente, aunque ya empieza a haberlo en algunas librerías.
¿Podemos aportar nuestro granito de arena a tu maravilloso proyecto de algún otro modo? Toda difusión es de gran ayuda, el mejor modo es hacérselo llegar a quien lo necesite, que todos los niños que tengan alguien inmenso puedan recibirlo. Pero que cuando lo reciban de las manos del que lo da salga también respeto, amor y dignidad.
¿Con qué sueñas Rebeca? Sueño con la desaparición del miedo y del sufrimiento. Con una educación que nos permita desarrollarnos más allá de ellos, que nos invite a pensar y a descubrir la gran totalidad que somos. Sueño con que ningún ser humano enfermo sienta temor. Tengo sueños más grandes que mi cerebro 😉 .