Foto | Nora Zubia @slowandchic
Volvemos a la carga con una receta. Y, sorprendentemente, os contamos que esta receta no es de la más ducha cocinera de Jaque. Esta vez la receta es de una servidora. Ya sabéis que la cocina no es mi pasión. Si bien es cierto que desde que decidí que mi familia y yo debíamos llevar una vida más sana, mis horas productivas en la cocina se han multiplicado considerablemente, pero lo hago más por “sentida obligación” que por “verdadera vocación”. Sé que eso al final se nota de un modo… pero ¡qué le voy a hacer! Cuando algo no apasiona, pues no apasiona y punto. Eso también repercute en que simplemente me limite a copiar recetas y a no experimentar. Sin embargo, a veces, cuando no tengo presión de cocinar ni para mi marido ni para los niños, me dejo llevar y doy rienda suelta a mi lado más creativo. Me limito a cosas facilonas, tipo ensaladas y revueltos, no os vayáis a pensar. Y en ocasiones el resultado en esos días más fluidos y creativos es hasta sabroso y digno de compartir por aquí 😉 Eso fue justo lo que ocurrió hace algunos meses con esta ensalada de lentejas. Tenía lentejas ya cocidas en un recipiente de cristal en la nevera. Estaba sola, así que decidí echarles la mano e improvisar una ensalada con ellas. De verdad que no tiene ninguna ciencia -la que más sea quizás el tener ya las lentejas cocidas- y que es una receta de principiantes.
¡Mirad mirad! Sigue leyendo