SISTEMA INMUNE

20142409179_7a4a487464_z

Foto | Rodrigo Gutiérrez

Tal y como veíamos en el post titulado «entorno procáncer versus entorno anticáncer», este es uno de los factores que pueden propiciar ese odiado entorno procáncer. Vamos a explicar lo que esto significa para que todos entendamos su verdadera importancia.

Imaginemos por un momento que nuestro sistema inmune es como un ejército preparado para defendernos de posibles agresiones que pueden atacar a nuestro organismo: virus, bacterias, tóxicos etc. Cuanto más fuerte y preparado esté este ejército, mejor nos defenderá ¿acaso no? Pues contra el cáncer también nos defiende. Nos defiende para evitar su aparición, pero también nos defiende durante la enfermedad. Lo que significa, que aunque nos diagnostiquen cáncer, la importancia de tenerlo fuerte sigue siendo la misma. Nos ayudará a frenar su extensión, a frenar metástasis, a mantener a los tumores dormidos, a eliminar restos de actividad tumoral residual e incluso a sobrellevar mejor los tratamientos de quimio o radio.

Debemos tener siempre muy presente que las células cancerígenas harán lo imposible por “lastimar” a nuestro sistema inmune. ¿Cómo lo pueden conseguir? Liberando unos inmunopresores que acaban por inactivar el sistema inmune llegando incluso a bloquearlo.

Así pues, la conclusión a la que llegamos es tan clara como rotunda: el cáncer se desarrolla mayormente en personas cuyo sistema inmune está deprimido.

La pregunta del millón, ¿de qué depende qué nuestro sistema inmune esté débil o fuerte? Enumeramos a continuación los factores que lo tornan de un modo o de otro.

Sistema inmune deprimido:

  • Consumir grasas, azúcares y alimentos procesados de manera habitual.
  • Padecer estrés en nuestro día a día.
  • Sufrir sentimientos negativos constantemente (incertidumbre, tristeza, angustia, rencor…).
  • Soportar un aislamiento social importante.

Sistema inmune fuerte:

  • Alimentarnos de una manera sana y natural normalmente. (A lo largo del blog os iremos enseñando lo que esto significa: fruta, verdura, semillas, frutos secos, pescado azul, legumbres).
  • Estar en paz, calma y serenidad el mayor tiempo posible.
  • Experimentar sentimientos positivos habitualmente (alegría, buen talante, empatía…).
  • Practicar la meditación.
  • Realizar ejercicio físico.
  • Sentirnos queridos y apoyados por nuestros seres queridos.

Sabemos que la teoría es fácil, pero no la práctica. Pero todos hemos empezado de cero en algún momento, y, paso a paso, todo se puede ir consiguiendo. Nuestra propia experiencia personal habla. Creednos, y, ¡a por ello! 🙂

LA ACUPUNTURA

Acupuntura medica_Francisco Sole

Foto |  Il·lustra c

Muchos de vosotros lo sabéis: tanto la enfermedad en sí como los tratamientos convencionales que ayudan a combatir el cáncer –radioterapia y quimioterapia- traen consigo un sinfín de efectos secundarios. Algunos son más comunes que otros, algunos son más llevaderos que otros, pero el caso es que casi nadie se libra de alguno de ellos en mayor o menor intensidad ¿a qué sí?

Pues bien, el caso es que podemos ayudar a nuestro cuerpo a sobrellevar dignamente estos efectos secundarios (vómitos, nauseas, fatiga, insomnio…) mediante medios naturales que, si bien puede darse el caso de que a nosotros en concreto no nos ayuden, mal tampoco nos harán.

La acupuntura es una terapia alternativa que suele funcionar y que puede ayudarnos en esto.

Además, lo que decimos siempre, incluso si no padeces cáncer, puede ayudarte a lidiar con otras circunstancias de tu vida.

Expliquemos primero que es esto de la acupuntura.

La acupuntura es un componente clave dentro de la medicina tradicional china. Consiste en la inserción de agujas finas en los puntos acupunturales de nuestro cuerpo. Según esta tradición, por nuestro organismo fluye energía a través de canales energéticos o meridianos. Estos canales o meridianos pueden presentar obstrucciones que impiden que la energía fluya correctamente. Y es precisamente ahí donde el acupuntor insertará las famosas agujas. Se supone que tratando esas obstrucciones y recuperando el flujo energético normal, estaremos de paso estimulando la inmunidad. Y esto es fundamental. (Es más, incluso hay estudios en ratas que indican que esta técnica aumenta la función inmunológica y disminuye la malignidad de las células del cáncer de mama).

A colación de esto, recordemos que el paciente con cáncer padece una doble inmunodepresión: por un lado está el hecho de que la quimio o la radio inmunodeprimen, puesto que no solo “matan” al cáncer, sino también a las «células buenas» del sistema inmunitario. Por otro lado, está la carga emocional y las grandes dosis de ansiedad que la enfermedad conlleva, unidas en muchas ocasiones, a una mala alimentación y a la falta de ejercicio.

Así que, resumiendo, esta doble inmunodepresión es en realidad un cóctel motolov que puede acabar con cualquiera. La acupunutura nos ayudará a luchar contra todo esto. Incluso, podrá ayudarnos a calmar los dolores causados por el cáncer.

Recordemos algunos de los efectos secundarios más comunes a los que una persona enferma de cáncer se enfrenta:

  • Dolores causados por: neuropatías, cicatrices, etc.
  • Dolores en el sistema esqueleto-muscular
  • Problemas digestivos: náuseas, vómitos, anorexia, diarrea, estreñimiento, etc.
  • Disfunciones endocrinas: sofocos, extremidades frías, disminución de la libido, etc.
  • Disfunciones hematológicas: reducción de glóbulos rojos en sangre y de linfocitos.
  • Trastornos mentales y cognitivos: ansiedad, depresión, insomnio, etc.

Antes de concluir, resaltemos que esta terapia es segura y efectiva siempre y cuando sea realizada por profesionales cualificados.