Foto | Nora Zubia @slowandchic
Hace algunos meses me escapé un fin de semana con mi grupo de amigas de tooooda la vida. La gran mayoría ya somos madres, de ahí que las cuestiones alrededor de la crianza de nuestros pequeños estén a la orden del día cuando estamos juntas. Todas somos muy diferentes y todas criamos a nuestros hijos desde puntos de vista distintos, apostando lógicamente por lo que creemos es lo mejor para nuestros pequeños. La más rubia del grupo nos comentó que estaba intentando ofrecerle a su pequeño que empezaba ya a comer de todo -en aquel momento tenía año y medio- cosas en una línea muy natural. De hecho, nos puso el ejemplo de que hacía poco le había ofrecido un trocito de brócoli en plan snack… La reacción general de la mayoría -en un grupo en el que somos 7 madres- fue de “¿qué me estás contando?”, “¿brócoli?, ¿qué cosa tan poco apetecible y atractiva, ¿no?”. Como os imaginaréis, en ese momento, yo apoyé a esa rubia, argumentando que lo veía bien, pero tampoco profundicé demasiado en el tema. El detalle se quedó en mi memoria. Hasta hoy. Ahora, que los meses han pasado, y que veo aquello en perspectiva y con calma, creo que este detalle surgió en uno de mis grupos de amigas como podría haber surgido en cualquier otro grupo…
Algo sucede en nuestra sociedad y creemos que es algo que debería cambiar YA. Sigue leyendo