
Cuando aquella semana del mes de marzo se empezó a parar la vida en nuestro país, una servidora nunca imaginó lo que seguiría a aquel parón. Recuerdo estar el 12 de marzo conversando con dos buenas amigas y arreglando el mundo sentenciando las tres «nada, vamos a estar así hasta Semana Santa y ya…» Nada más lejos de la realidad.
Con la llegada de septiembre me asomo de nuevo por el blog tras muchos meses de ausencia por aquí. Y lo hago con la sensación de estar viviendo otra vida, una vida de esas de película. Y es que ahora sí, podemos decir, que nuestra realidad ha superado la ficción.
El bucle de la pandemia está trayendo muchas consecuencias.
Económicas y profesionales. Tengo amigas que se han quedado sin trabajo por ejemplo. Sociales. Creo que los más mayores y los más pequeños son quienes más están sufriendo a este respecto. Sanitarias. ¡Ay la salud! 😦 La salud por culpa del Covid como causa directa y la salud por culpa del Covid como causa indirecta. La gente fallece, de Covid, pero no solo de Covid y la gente se enferma, de Covid, pero no solo de Covid. En esta nueva vida el resto de enfermedades siguen vivitas y coleando. Llámense depresiones, infartos o cánceres. Por esto, debe ser prioritario que los centros de salud retomen su ritmo y cadencia. Con otras normas y otras precauciones, desde luego, pero han de estar ahí para salvaguardar la salud de todos. Y también, las pruebas en hospitales han de reanudarse definitivamente e ingeniárnoslas para que no se paren. Porque en esos parones se nos puede ir la vida…
Y así introduzco la historia de Olatz Vázquez. Una historia que ya fluye en redes sociales y en periódicos nacionales. Y una historia de la que me he querido hacer eco… importante es que todos seamos conscientes de esto…
Oltaz tiene 26 años y desde junio sabe que tiene cáncer. Un cáncer gástrico en estadio IV. Un cáncer gástrico que no se detectó a tiempo. Por causa del Covid. Y por alguna otra (insólita) causa. Os dejo el link al artículo que ella misma escribió para El Confidencial. Cree que contar al mundo su historia puede ayudar a otras personas. Yo no puedo estar más de acuerdo. Ni más agradecida por ello. Ya lo sabéis, todo suma…
Os animo mucho a que la leáis. Y a que compartáis.
Gracias y, por cierto caminantes,
¡estoy encantada de volver a veros por aquí!