LAS 9 MAGNÍFICAS

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Gemma, Tani, Mirella, María, Virginia, Ana María, Nuria, Danae y Raquel son nueve mujeres de distintos puntos de España y de distintas edades. Las nueve han tenido o tienen algún tipo de cáncer. Y las nueve tienen algo en común: cuando la enfermedad irrumpió en sus vidas decidieron ser parte activa de su enfermedad y no quedarse con los brazos cruzados. Por «x» o por «y» todas acabaron en el camino hacia lo saludable. ¿Y sabéis qué? Que a todas les ha sentado de lujo ese camino. ¿Casualidades de la vida? Muchos lo veréis así, y quizás tengáis razón, pero… quizás no 😉

Leedlas y releedlas con calma. De verdad que merece la pena. Sus testimonios valen oro y estamos seguras que os pueden ayudar. Ved como hay ya muchos ejemplos contantes y sonantes de pacientes activos que han apostado por una alimentación consciente y un estilo de vida más saludable. Nosotras siempre os hablamos de la doctora Odile, porque es ya un referente nacional en el asunto y porque fue nuestra mayor inspiración, pero comprobad que hay más personas que mejoran gracias a la elección de este camino.

Caminantes, dejad a un lado la pasividad ante el diagnóstico, ante los tratamientos, ante las recaídas y ¡adelante! Jugad vuestra partida con inteligencia y con positividad y con mucho ahínco y tesón.

Chicas bonitas, valientes, generosas y admirables, siempre os estaremos infinitamente agradecidas por haber aceptado colaborar en este post… Gracias por vuestras palabras, y por toda esa energía de la buena que, quizás sin quererlo, nos habéis transimitido mediante las mismas…

¿Preparados pues para conocerlas? Puede que más de una os suene, bien porque han estado ya en Jaque, o quizás por su web: muchas de ellas comparten experiencias y aportan también su granito de arena. Tenéis los links a dichas webs en sus testimonios 😉

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Mirella, 43 años. Lugo.

  • Tipo de cáncer: Cáncer de mama
  • ¿Por qué decides cambiar tu alimentación a raíz de la enfermedad? Cuando fui diagnosticada tenía claro que no podía ser una paciente pasiva. Con los terribles antecedentes familiares que había en mi familia (mi madre y mi hermana murieron ambas de cáncer con menos de 40 años), no podía NO hacer nada. Empecé a mirar cosas por internet, pero estaba todo muy desperdigado, una cosa por aquí, lo contrario por allá… hasta que, ¡otra casualidad maravillosa de la vida!, vosotras estabais empezando con vuestro proyecto de Jaque al cáncer y me hablasteis de él. Nunca os podré estar lo suficientemente agradecida… Decidí empezar a seguir vuestros consejos porque no tenía nada que perder. Eso sí, he de confesar que la primera vez que abrí Jaque la cerré llorando desesperadamente porque me di cuenta de que no lo estaba haciendo bien y me parecía imposible cambiar y hacer las cosas de otro modo, me sentía culpable, no ya por mí, sino por mis hijos… pero no soy de esas personas que se encogen ante los problemas, así que volví a vosotras…
  • ¿Cuál fue tu primer paso en ese cambio? Mis primeros cambios drásticos fueron primero deshacerme de las fiambreras de plástico, de las sartenes y de las ollas no recomendadas… hice limpieza en mi despensa, ¡y la de cosas que llegué a tirar! Después, dejar por completo la leche de vaca para pasarme a la leche de avena. Y a continuación, mientras seguía hacia hueco en mi despensa y preparando mi cocina para todos esos cambios culinarios que se avecinaban, empecé a desterrar el azúcar…
  • ¿Qué fue lo primero qué empezaste a notar? No lo sé exactamente. Fue todo muy rápido, la operación, el tratamiento, e intentar seguir con mi vida para que afectara lo menos posible a los niños… No soy consciente de ello la verdad.
  • ¿Las mejorías fueron repentinas o más bien paulatinas? Paulatinas, pero las fui notando durante todo el tratamiento. Por ejemplo, apenas he tenido efectos secundarios, ni durante el tratamiento, ni con la medicación. Hablo con algunas mujeres que han pasado lo mismo que yo y la mayoría llevan mal las pastillas y las inyecciones, y están deseando dejar el Tamoxifeno.
  • ¿Crees qué introducir estos cambios alimenticios fue clave en tu proceso? Han sido cambios fundamentales. No sólo por el bien que le estaba haciendo a mi salud física, sino también a mi salud mental. El hecho de estar concentrada en todos esos cambios alimenticios, mantenía mi mente ocupada y entonces desviaba mi atención de la enfermedad en sí, me ayudaba a no centrarme tanto en el cáncer…
  • ¿Hiciste algún otro cambio qué no fuese alimenticio, por ejemplo, empezar a practicar algo de ejercicio físico? Antes de ser diagnosticada iba al gimnasio. Lo tuve que dejar. Pero ahora voy a andar 3 veces por semana y si hace bueno salgo de paseo con mi familia por la montaña, hacemos caminatas, montamos en bici… Mi regalo del día de la madre del año pasado fue precisamente una bici.
  • ¿Animarías a la gente a seguir este camino? ¿Por qué? Sí, claro que sí, porque creo que ayuda y, de todos modos, mal nunca te va a hacer, alimentarse bien solo puede traer beneficios.
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Raquel, 37 años. Barcelona.

  • Tipo de cáncer: Linfoma folicular
  • ¿Por qué decides cambiar tu alimentación a raíz de la enfermedad? Imagínate que con el diagnóstico te conviertes en la actriz principal de una película totalmente surrealista. De repente, tienes un Director al que no conoces de nada (un Hematólogo muy experto en mi caso) y un equipo de iluminación, fotografía y sonido la mar de completo (las mejores Enfermeras del mundo mundial). Pero resulta que no te sabes el guión… y te tienes que dejar llevar… cabreada perdida por no tener ningún control, aun siendo la actriz principal, empecé a leer, a aprender y a escribir el guión de mi surrealista película.  Y así fue como entendí que si mejoraba mis hábitos, esa película con un fantástico Director y un acompañamiento de lo más profesional, podría acabar mejor de lo que a priori parecía.
  • ¿Cuál fue tu primer paso en ese cambio? Hacerlo con alegría; nunca pretendí cambiar todos mis hábitos de golpe porque habría acabado volviéndome loca, así que decidí que lo primero sería leer, entender y pasármelo bien en el proceso de experimentación. Decidí quitar del todo el consumo de azúcares añadidos, cambiar los productos refinados por los integrales y poner más legumbres y vegetales en mi vida, a cambio de reducir el consumo de carnes rojas.
  • ¿Qué fue lo primero qué empezaste a notar? Durante los 6 meses de quimioterapia y los 24 meses posteriores de anticuerpos, mi cuerpo no tuvo grandes cambios (sí físicos, por la brutal alopecia y el color blanquecino, pero no en cuanto a fuerza y a energía). Mantuve mi peso prácticamente durante todo el tratamiento, mantuve la salud en la piel y no tuve grandes complicaciones gastrointestinales ni hematológicas. Todo un éxito :).
  • ¿Las mejorías fueron repentinas o más bien paulatinas? Dado que los cambios fueron paulatinos, las mejoras también lo fueron. Y no creo que haya que obsesionarse con el cambio o con la necesidad de sentirse bien de golpe si ya no comes azúcar. Dale tiempo a tu cuerpo, él también lo necesita.
  • ¿Crees qué introducir estos cambios alimenticios fue clave en tu proceso? Creo que me curó la medicina y que me mantuvo dignamente fuerte y energética mis hábitos super saludables a partir de aquel momento.
  • ¿Hiciste algún otro cambio qué no fuese alimenticio, por ejemplo, empezar a practicar algo de ejercicio físico? ¡Sí! Me introduje en el mundo del Yoga y me encantó… era mi hora y media de desconexión con el mundo exterior y de conexión con el interior… lo recomiendo 100%. También empecé a rodearme de menos tóxicos, en la medida de lo posible, en la higiene personal y la limpieza del hogar. Y trabajé la parte emocional para evitar que los conflictos me siguieran “perforando” el estómago y el corazón.
  • ¿Animarías a la gente a seguir este camino? ¿Por qué? Absolutamente, porque no vale quejarse si no ponemos nada por nuestra parte. Porque los hábitos saludables no son un castigo, son un placer. Y porque sólo tenemos una vida y vale mucho la pena pasarla fuera del hospital; no dejes que la enfermedad sea la que tenga que escribir el guión de tu vida.
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Ana María, 65 años. Leioa, Bizkaia.

  • Tipo de cáncer: Carcinoma de ovarios en estadio IV.
  • ¿Por qué decides cambiar tu alimentación a raíz de la enfermedad? Porque me lo recomendó una experta en la materia.
  • ¿Cuál fue tu primer paso en ese cambio? Mentalizarme de que iba a ser beneficioso para mí.
  • ¿Qué fue lo primero qué empezaste a notar? No noté mucho cambio ya que yo hacia una alimentación saludable.
  • ¿Las mejorías fueron repentinas o más bien paulatinas? Paulatinas.
  • ¿Crees qué introducir estos cambios alimenticios fue clave en tu proceso? Creo que sí.
  • ¿Hiciste algún otro cambio qué no fuese alimenticio, por ejemplo, empezar a practicar algo de ejercicio físico? Salía a caminar todos los días siempre y cuando el tratamiento me lo permitiera.
  • ¿Animarías a la gente a seguir este camino? ¿Por qué? Sin duda. Una enfermedad como el cáncer no es nada fácil de llevar y adquirir hábitos de vida saludable como las actividades físicas o la alimentación son razones por las que animaría a cualquier persona que padezca esta enfermedad.
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Núria, 51 años. Barcelona.

  • Tipo de cáncer: Cáncer de mama
  • ¿Por qué decides cambiar tu alimentación a raíz de la enfermedad? Porque fue lo primero que vi que estaba a mi alcance poder hacer, los médicos tenían su labor y yo busqué la mía por responsable que me sentía de mi recuperación.
  • ¿Cuál fue tu primer paso en ese cambio? Disminuir la proteína animal e incorporar cereales y harinas integrales además de especies y algas.
  • ¿Qué fue lo primero qué empezaste a notar? Paz en mi estómago y ligereza en mi cuerpo y bienestar general.
  • ¿Las mejorías fueron repentinas o más bien paulatinas? Fueron después de los tratamientos y de forma bastante rápida.
  • ¿Crees qué introducir estos cambios alimenticios fue clave en tu proceso? Fue una parte importante pero no la única.
  • ¿Hiciste algún otro cambio qué no fuese alimenticio, por ejemplo, empezar a practicar algo de ejercicio físico? Sí, empecé a practicar yoga y aprendí a meditar.
  • ¿Animarías a la gente a seguir este camino? ¿Por qué? Sí, aunque cada persona creo que debe encontrar su camino. Yo puedo hablar desde mi experiencia que fue muy positiva, aprendí a conocerme, a saber que alimentos me sentaban bien y cuales no, a priorizar en la vida, aprendí a saber que quería y cómo lo quería, aprendí a vivir el día a día, a no proyectar y a disfrutar de lo que vivía en cada momento. Y  descubrí mi gran pasión por la cocina, por la fotografía y por compartirlo. De aquí nació “coolinary”,  mi web de recetas saludables que está recién sacada del horno y que dedico gran parte del tiempo que me lo permite mi trabajo. Descubrí en definitiva que hacer algo que te apasiona y tener la valentía de hacerlo  es VIVIR,  es DISFRUTAR Y es NUTRIR EL CUERPO Y EL ALMA 🙂
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Tani, 49 años. Ciudad Real.

  • Tipo de cáncer: Sarcoma (liposarcoma retroperitoneal de alto grado)
  • ¿Por qué decides cambiar tu alimentación a raíz de la enfermedad?Porque empecé a investigar las posibles causas del cáncer y posibles tratamientos. Entonces vi que había una relación entre el cáncer y la alimentación y como esta puede ayudar a prevenir y curar el cáncer y también a evitar una recaída.
  • ¿Cuál fue tu primer paso en ese cambio? En el momento que me diagnosticaron la enfermedad dejé el azúcar blanco, los lácteos de vaca, los embutidos, los precocinados, la harina blanca refinada y sus derivados, el arroz blanco, la repostería industrial y reduje mucho el consumo de carne roja, de alimentos enlatados y de fritos. Compré productos ecológicos y empecé a hacer mi propio pan.  Aumenté el consumo de frutos secos, semillas e infusiones. También tomé una serie de complementos alimenticios y aceite de lino a diario. Todos estos cambios los hice al mismo tiempo, todos de golpe, porque aunque mi operación era de carácter urgente no pude ser operada por ciertas complicaciones hasta 3 meses después del diagnóstico. Por lo tanto yo tenía que hacer lo que estuviera en mi mano para que el tumor que ya ocupaba todo mi abdomen no siguiera creciendo e invadiera algún órgano. Después de la operación fui incorporando poco a poco a mi dieta diversos alimentos saludables que hasta entonces desconocía: quinoa, mijo, algas, panela, aceite de coco….
  • ¿Qué fue lo primero qué empezaste a notar? No puedo decir que notara algo concreto por hacer todos esos cambios en la alimentación, aunque eso no significa que no resultaran beneficiosos para mí. Lo que sí puedo decir es que, a pesar de su gran tamaño y agresividad, el tumor no llegó a invadir ningún órgano. No puedo saber hasta qué punto eso se debió a mi nueva alimentación durante los 3 meses que tuve que esperar para ser intervenida.
  • ¿Las mejorías fueron repentinas o más bien paulatinas? La mejoría se produjo de forma paulatina una vez que me quitaron el tumor, ya que éste me estaba consumiendo físicamente.
  • ¿Crees qué introducir estos cambios alimenticios fue clave en tu proceso? Creo que sí, sobre todo en evitar una recaída. Por mi tipo de tumor yo tengo una alta probabilidad de recaída, incluso pocos meses después de ser quitado. Han transcurrido ya 1 año y 9 meses y por el momento no se ha reproducido.
  • ¿Hiciste algún otro cambio qué no fuese alimenticio, por ejemplo, empezar a practicar algo de ejercicio físico? Sí hice otro tipo de cambios, ya que se me complicó el cáncer con una fuerte intolerancia a los químicos sintéticos que afectaba mucho mis vías respiratorias. Por ello tuve que sustituir los productos que llevan sustancias químicas por otros que no las llevan; sobre todo cambié los productos para la limpieza de la ropa y del hogar y para la higiene personal. También puse un sistema de filtrado del agua del grifo para purificarla. Además contraté a un especialista para que viera las ondas electromagnéticas a las que estaba expuesta en mi casa e hice algunos cambios al respecto (sustituí el teléfono inalámbrico por uno con cable, cambié de sitio el ordenador, etc.). Por otro lado me hice más consciente de la necesidad de salir a pasear y tomar el sol un rato cada día.
  • ¿Animarías a la gente a seguir este camino? ¿Por qué? Por supuesto. Porque estos nuevos hábitos son beneficiosos tanto para sanos como para enfermos y no tienen efectos secundarios adversos. Además aunque hay algunas cosas que no se sabe con exactitud hasta qué punto influyen en la aparición de un cáncer (como las ondas electromagnéticas o las sustancias químicas sintéticas) es mejor evitarlas en la medida de lo posible por el sencillo principio de precaución.
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Virginia, 35 años. Palma de Mallorca.

  • Tipo de cáncer: Linfoma Folicular (cáncer en el sistema linfático)
  • ¿Por qué decides cambiar tu alimentación a raíz de la enfermedad?Cuando me diagnosticaron, yo vivía en EEUU, y al ser un cáncer de crecimiento lento, me plantearon Rituximab o “watch and wait” (observar y esperar). Después de darle muchas vueltas, con el shock de saber que tienes cáncer, el miedo en el cuerpo y tras leer muchos estudios, decidí observar y esperar. Mientras tanto comencé a ir a acupuntura, alguien me dijo que iba muy bien,  y  fui a probar.  Allí vi un folleto de un centro donde la gente iba, en plan retiro, y se curaba de todo tipo de enfermedades. Así que me fui, sin saber muy bien lo que era. Desde el primer día tuve clases de nutrición, relajaciones, ejercicios para el sistema linfático, enemas… Aprendí cómo influyen las cosas que hacemos y pensamos en nuestra salud. Después de unas semanas allí, decidí que iba a probar a llevar ese estilo de vida durante 3 meses en casa.
  • ¿Cuál fue tu primer paso en ese cambio? Fue bastante drástico ya que, a mi forma de verlo, mi situación también lo era. Vacié 2 armarios enteros de mi cocina y comencé a comprar todo lo que me iba a ayudar en esta nueva etapa. Sólo comía alimentos crudos, zumos, germinados… En casa todos me apoyaban y probaban mis creaciones. De hecho mi madre vino de visita justo cuando salí del centro, lista para prepararme comida rica y estuvo las 2 semanas comiendo todo crudo conmigo. Mi hermana lo hizo los 3 meses que estuvo viviendo conmigo.
  • ¿Qué fue lo primero qué empezaste a notar? Claridad mental. Nunca pensé que tenia ningún problema con esto, pero cuando experimentas la ligereza de las comidas, la claridad que tienes, te das cuenta lo mal que estabas antes. También comencé a ser regular, algo que pensaba que era imposible.
  • ¿Las mejorías fueron repentinas o más bien paulatinas? Muchas mejoras las noté al poco de comenzar a comer así, pero cuanto más tiempo pasaba, mejor me encontraba.
  • ¿Crees qué introducir estos cambios alimenticios fue clave en tu proceso? Fue clave para comenzar mi proceso. Mi historia es un poco más complicada que cambiar mi alimentación ya que pasé por varias fases durante mi proceso. Había leído tantas historias de gente que les había ido bien (que se habían curado) cambiando su alimentación que yo pensé que merecía la pena probar. El caso es que en mi tercera revisión, y comiendo lo que denominaríamos una alimentación perfecta , el cáncer había comenzado a extenderse más rápidamente y ya lo tenía extendido por todo el cuerpo, afectando a la médula, estadio 4 (el equivalente a metástasis). En ese punto decidí relajarme un poco en el tema de alimentación y no ser crudivegana estrictamente. Estuve comiendo durante una época macrobiótico, otra temporada vegana, pasando también por paleo y durante el tratamiento, cetogénica adaptada a pacientes oncológicos.  Y te puedo decir que sí, que la dieta ha sido una de las claves durante las diferentes fases de mi proceso. Sobre todo para llegar a la conclusión de que cada uno debe experimentar lo que le sienta bien y lo que no, a aprender a escuchar a su cuerpo.
  • ¿Hiciste algún otro cambio qué no fuese alimenticio, por ejemplo, empezar a practicar algo de ejercicio físico? Yo siempre he sido muy deportista, así que hice un poco lo contrario, me relajé un poco. Añadí paseos y yoga como parte de mi rutina. Junto a diferentes tipos de meditaciones y cambios de creencias gracias a diferentes metodologías y prácticas. Algo que se dice muy rápido, pero que lleva una vida entera de trabajo.
  • ¿Animarías a la gente a seguir este camino? ¿Por qué? Animo a todo el mundo a que pruebe qué es lo que les llama más, y luego escuchen a su cuerpo para saber cómo les está sentando. No creo que haya una forma de comer que sirva para todos, pero si el acercarnos a una alimentación más natural y menos procesada. Creo que una enfermedad, u oportunidad de salud, como decían en el centro que estuve en EEUU, es para aprender. Presentándonos la oportunidad de evaluar nuestra vida y salir del ajetreo del día a día. Comer es algo que también hacemos de manera casi automática. Investigar, apuntarse a cursos, probar, creo que son cosas que nos pueden ayudar a descubrir una forma de alimentarnos que nos puede beneficiar y hacer que nos sintamos mejor. Y con nuestro cambios, ayudar a mucha gente. Mi familia y muchos de mis amigos han cambiado sus hábitos una barbaridad y están encantados. Así que animo a cualquier persona que esté pasando por un proceso parecido a que investigue y pruebe cosas. Ya que es nuestra obligación el buscar todas las opciones y con ellas, tomar nosotros las decisiones. Con esto no digo que no se tenga que hacer caso a los médicos, sino que creo que no nos tenemos que quedar solamente con lo que nos dice un médico.

 

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María. Zaragoza.

  • Tipo de cáncer: Cáncer de mama
  • ¿Por qué decides cambiar tu alimentación a raíz de la enfermedad? Siempre me ha interesado mucho el tema de la alimentación y la nutrición, así que a raíz de la enfermedad empecé a indagar y a leer cómo se podía relacionar y descubrí que en muchos sitios se mencionaba que la alimentación era responsable de aumentar la probabilidad de desarrollar algunos tipos de cáncer y el de mama era uno de ellos. Llegué a la conclusión de que, en realidad, era el factor sobre el que en principio más fácilmente podía tener yo algo de control.
  • ¿Cuál fue tu primer paso en ese cambio? La verdad es que la nutrición es un tema de lo más apasionante pero a la vez de lo más desconcertante, porque hay cientos de teorías y muchas veces contradictorias. Sin embargo, hay algunas cosas en las que todas coinciden. Lo primero que hice fue eliminar el azúcar, bueno, más bien reducirlo al máximo, desde entonces sólo lo tomo en celebraciones o en ocasiones muy especiales (como por ejemplo el roscón de Reyes que me encanta ;-)) pero en el día a día no lo pruebo. Parece increíble, pero al final te “desenganchas”. También eliminé/limité mucho los alimentos refinados y procesados y empecé a comer muchos más vegetales y menos carne. Otras cosas que también eliminé por completo fueron el alcohol y la leche de vaca. En la medida que puedo procuro consumir alimentos completos, ecológicos y/o de proximidad (para mí el valor de los ecológicos es sobre todo lo que puedan tener  “de menos” –pesticidas p.ej.-).
  • ¿Qué fue lo primero qué empezaste a notar? Sinceramente no puedo decir que notase ningún cambio radical, pero también es verdad que realmente mi alimentación antes tampoco era tan desastrosa, simplemente siempre hay algo que mejorar (lo del azúcar, por ejemplo). Eso sí, el hecho de pensar que estaba haciendo algo por mi salud activa y conscientemente ya me hacía sentir mucho mejor. También tengo que reconocer que he tenido periodos un poco “obsesivos” pero creo que no hay que llegar a ese extremo, hay que relajarse un poco, si el 80% lo estás haciendo “bien”,  ya estás haciendo mucho.
  • ¿Las mejorías fueron repentinas o más bien paulatinas? Como los cambios han sido progresivos, y con sus altos y sus bajos (admito que nunca ha sido “perfecto”), me parece un poco difícil valorar las mejorías. No sé si ésto es por deformación profesional, pero me da la sensación de que, al no existir una María “control”, no sé cómo me encontraría si no hubiese hecho los cambios que he hecho. Con la alimentación hay un problema y es que, salvo casos de alergias o intolerancias graves, los efectos no son inmediatos sino más bien a medio-largo plazo. Una cosa te puede sentar mejor o peor un día concreto, pero aparte de eso, el efecto en la salud no lo notas como cuando te duele la cabeza y te tomas un analgésico y sabes que te ha hecho efecto si al poco rato se te ha pasado. Sólo puedo decir que me encuentro estupendamente, que me resulta muy satisfactorio alimentarme como lo hago, he aprendido,  y sigo aprendiendo, a hacer muchas recetas nuevas incluyendo alimentos saludables  y, por decir algo objetivo, mis analíticas hasta el momento han sido perfectas.
  • ¿Crees qué introducir estos cambios alimenticios fue clave en tu proceso? Creo que sí.
  • ¿Hiciste algún otro cambio qué no fuese alimenticio, por ejemplo, empezar a practicar algo de ejercicio físico?  Ya practicaba bastante ejercicio físico anteriormente, durante el tratamiento de quimioterapia daba paseos diarios de más de una hora y cuando tenía que ir a las sesiones de radioterapia también iba caminando (eran casi 14 km entre ida y vuelta, pues vivía en la otra punta de la ciudad) y, aunque terminaba algo cansada, me sentaba bien. Pocos meses después de terminar el tratamiento ya fui capaz de completar (a mi ritmo) un par de carreras de montaña. Ahora sigo haciendo ejercicio, aunque por otras circunstancias he disminuido un poco la intensidad. Como mínimo mínimo, voy siempre al trabajo andando o en bici, practico yoga (actualmente sólo en casa porque no tengo tiempo de ir a clase, aunque volveré en cuanto pueda porque la energía del grupo es insustituible) y los fines de semana hago senderismo. Por otro lado, también he ido descubriendo que hay factores más “psicológicos”, como por ejemplo el manejo de las emociones o la gestión del estrés (tanto físico como emocional) que son superimportantes y no se deben infravalorar ni descuidar. Aunque parece que cuidar la alimentación o hacer deporte es como más objetivo y medible y por tanto, más fácil de controlar, por eso empezar por ahí ya es algo. Al final, es cuestión de cuidar todo y trabajar para intentar conseguir un equilibrio óptimo.
  • ¿Animarías a la gente a seguir este camino? ¿Por qué? Por supuesto que animo a la gente a que haga mejoras en su estilo de vida, en la medida de sus posibilidades, SIEMPRE, con o sin cáncer, como sanación o como prevención. No hay que esperar a que la vida te dé “un toque” para hacer esos cambios a mejor que, en el fondo, todos sabemos que podemos hacer: Seguir una dieta saludable (muchos muchos vegetales, elegir alimentos con alta densidad nutritiva, lo más naturales posible, evitar el azúcar y el alcohol y limitar los procesados con sus grandes cantidades de grasas hidrogenadas y carbohidratos refinados entre otras cosas), practicar ejercicio físico al gusto de cada uno, actividades creativas que relajen, meditación, no fumar… estoy convencida que son cosas que siempre van a sumar como un beneficio en tu cuenta vital. Así que… ¡Ánimo!
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Gemma, 53 años. Palma de Mallorca.

  • Tipo de cáncer: De niña (a los 8 meses) tuve un tumor de Wilms en el riñón izquierdo, ya de mayor, a los 33 años y embarazada de 5 meses, tuve un melanoma de piel nivel IV de Clark en la cara. A los 8 años de ese, tuve un carcinoma interductal de mama y otro melanoma de piel, esta vez en el brazo y de poca agresividad. Cinco años más tarde otro tumor renal, en el riñón derecho, que decidimos no operar para evitar pasar a diálisis.
  • ¿Por qué decides cambiar tu alimentación a raíz de la enfermedad? He decidido cambiar mi alimentación después de que hace algo más de un año y medio en las pruebas de seguimiento, detectaran que el tumor del riñón derecho que medía 3 centímetros hace ocho años, medía 8 centímetros. La propuesta médica seguía siendo extirpar el riñón, pasar a diálisis y vivir una vida a medio gas el tiempo que fuera, esperando mejoras en la investigación, o no. No soy apta para un trasplante ya que la medicación para evitar el rechazo y el propio trasplante no son aconsejados para pacientes recientes de cáncer y menos con la repetición de cáncer que he tenido yo. Así, decidí que el tiempo que me quede por vivir quiero que sea bueno y activo.
  • ¿Cuál fue tu primer paso en ese cambio? El primer paso fue acudir a un médico/biólogo que decidió llevar mi caso apoyando mi idea de no intervenir quirúrgicamente ni tomar quimioterapia. Con sus indicaciones dejé la leche y sus derivados, la carne, el azúcar y los alimentos procesados.
  • ¿Qué fue lo primero qué empezaste a notar? Noté que tenía la misma energía o más que cuando mi alimentación incluía lácteos, carnes y procesados. Y en las pruebas médicas resultó que el tumor se ha encapsulado.
  • ¿Las mejorías fueron repentinas o más bien paulatinas? La mejora ha sido paulatina. Me encuentro activa, he adelgazado de manera adecuada, manteniendo unos resultados de los análisis muy buenos.
  • ¿Crees qué introducir estos cambios alimenticios fue clave en tu proceso? Estoy convencida. Aunque creo que en el proceso ha influido también, (y me parece básico), la gestión de las emociones que estoy practicando. Alejarme de los malos humores y las personas tóxicas y practicar yoga, mindfulness, meditación o cualquiera de las modalidades de relajación para dar descanso a la mente. Y ponerme en primer lugar.
  • ¿Hiciste algún otro cambio qué no fuese alimenticio, por ejemplo, empezar a practicar algo de ejercicio físico? Tal como he dicho hago ejercicios de meditación y por otra parte he sistematizado la práctica de ejercicio, yendo a caminar a paso ligero a poder ser cerca de la naturaleza (doble beneficio).
  • ¿Animarías a la gente a seguir este camino? ¿Por qué? Hace casi dos años los médicos de medicina alopática me proponían una operación agresiva, un tratamiento de quimioterapia y me hablaban de gran posibilidad de metástasis y unos años de “vida». Llevo casi dos años de VIDA, no me he operado, no he tomado la quimioterapia, no he tenido metástasis. He hecho un cambio de alimentación que me mantiene activa, en mi peso y que me da posibilidad de creatividad. Después de 30 años de cocinar estoy introduciendo alimentos nuevos (harina de kamut, garronsona, quinoa, cuscus, arroz rojo, lentejas negras o rojas, distintos tipos de alubias) probando sabores (cúrcuma, jengibre, otras especias) y recetas nuevas. Por ello animaría a otras personas a cambiar su alimentación, sobre todo a eliminar el azúcar, las harinas refinadas, los alimentos procesados y la carne y pescado de granjas de explotación y a incluir frutas y verdura crudas en cada una de las cinco comidas diarias. También a aprender a gestionar las emociones. Sobre todo aconsejaría a otr@s a sentirse dueñ@s de su vida. Mi cambio ha sido muy radical y no me atrevería a aconsejar que me imitaran. Lo que hago es contar mi experiencia si me preguntan, respetando el momento y la decisión de cada un@.
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    Danae, 31 años. San Martín de la Vega, Madrid.

    Tipo de cáncer: Adenocarcinoma de vesícula biliar con neoplasia de ovario y carcinomatosis peritoneal.

  • ¿Por qué decides cambiar tu alimentación a raíz de la enfermedad? Cuando me diagnosticaron en junio de 2015, los médicos le dijeron a mi madre y mi hermana que tenía un cáncer en fase IV con metástasis y los pronósticos no eran muy buenos, aunque mi familia prefirió no contarme dicho pronóstico para que no perdiera las ganas de luchar, así que mi hermana empezó a buscar cosas que se pudieran compatibilizar con el tratamiento y encontramos a la Doctora Odile Fernández y la dieta alcalina y al ver los testimonios que había junto al de la propia Odile, decidí comenzar a hacerla, ya que con ella no tenía nada que perder pero sí mucho que ganar.
  • ¿Cuál fue tu primer paso en ese cambio? Yo tomé la decisión de empezar a realizar la dieta de golpe en lugar de paulatinamente, por lo que como ya sabéis, eliminé el azúcar, las harinas blancas, la carne, los lácteos, comida preparada… y la verdad que comía de todo esto, en especial azúcar porque soy bastante golosa, éso en lo que a eliminar alimentos se refiere, pero también añadí otros hábitos como el agua tibia con limón en ayunas, una infusión depurativa que contiene varios ingredientes, kalanchoe, semillas como la quinoa, baños de sal diarios, y comer mucha fruta y muchas verduras que antes no lo hacía.
  • ¿Qué fue lo primero qué empezaste a notar? En mi caso, lo primero que me sucedió de forma acreditada fue que el oncólogo vio una analítica de hacía unos 10 días, en la que los riñones estaban al borde del fallo renal, por lo que me mandó hacerme una analítica de urgencia al día siguiente con la idea de ingresarme para intentar recuperar la función renal, decir que en esos 10 días no había empezado tratamiento alguno porque estaba a la espera de hacerme la biopsia para elegir quimioterapia y lo único que estaba haciendo era la dieta alcalina y al ver los resultados de la analítica de urgencia el médico no podía creerlo porque en esos 10 días de cambio alimentario mis riñones habían recuperado su función al completo.
  • ¿Las mejorías fueron repentinas o más bien paulatinas? Como os he contado en la pregunta anterior yo tuve mejorías muy rápido, por lo que en ningún momento dudé de dejar mi nueva forma de alimentación.
  • ¿Crees qué introducir estos cambios alimenticios fue clave en tu proceso? Sin ninguna duda, los cambios alimenticios fueron clave en la recuperación y han llegado para quedarse, cuando me hicieron el tac para diagnosticarme el hígado tenía 4 tumores, 2 tocando las venas hepática y porta respectivamente, por lo que no pudieron operar antes de la quimio como tenían pensado, y en diciembre de 2015 cuando me operaron el hígado estaba limpio y no había tumores, decir que la quimio que me daban era para la neoplasia ovárica ya que el adenocarcinoma de vesícula biliar se descubrió al quitar la vesícula en la operación y analizarla, por lo que evidentemente la alimentación fue clave.
  • ¿Hiciste algún otro cambio qué no fuese alimenticio, por ejemplo, empezar a practicar algo de ejercicio físico? En mi caso, el ejercicio físico no estaba recomendado ya que tenía la tripa llena de líquido producido por los tumores y se me podía subir a los pulmones, pero sí que introduje la meditación y el agradecimiento consciente a mi cuerpo por ayudarme a mejorar cada día, ahora voy a empezar a hacer yoga que seguro que me trae beneficios.
  • ¿Animarías a la gente a seguir este camino? ¿Por qué? Sin duda, de hecho ya lo he hecho porque para mi ha sido algo maravilloso el saber de ello y ponerlo en práctica, me ha ayudado a que el único efecto secundario de la quimio haya sido la pérdida del pelo y que ahora mismo pueda hablar de estar completamente limpia aunque me den una quimio de mantenimiento debido al caso tan raro y al pronóstico tan complicado que tenía. Ojalá la gente se decida a seguir este camino como ya hacemos muchos de nosotros porque funciona a corto y a largo plazo.

26 comentarios en “LAS 9 MAGNÍFICAS

    • ¡Hola! Ha quedado estupendo el post. Me ha hecho gracia el nombre que nos habéis puesto: «las 9 magníficas». Justamente vi hace poco la película «Los 7 magníficos» (versión de 1960). Imagino que os habéis inspirado en este título. Muchas gracias por el trabajo que habéis hecho recopilando nuestras historias para darlas a conocer. Me siento afortunada de que haya podido compartir la mía y deseo que ayude a cualquier persona que pueda leerla, así como me ayudan a mí el resto de las historias que se han compartido aquí.

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      • Así es Tani, hemos hecho ahí un guiño cinéfilo con el título 😉 Gracias de corazón a ti. Nos repetimos y nos repetimos, pero es la verdad. Sin vosotras ni este post ni el día a día en Jaque serían posibles…. Confiemos en que serviréis de ejemplo para muchas personas! Feliz noche!!

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  1. Hola, el post esta muy bien y lo de magníficas, en mi caso creo que es demasiado, magníficas sois vosotras con la labor que haceis, ya que yo simplemente practico la resiliencia. Gracias jaquealcancer

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